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P.S.
HIMNO A LA PUNTA
Por. José Escajadillo
“YO SOY PUNTEÑO”
A TI MI REINA MAJESTUOSA
ARRULLADA POR LAS OLAS
VERDES PALMERAS AIROSAS
Y EL CANTO DEL MAR
AMADA POR GENERACIONES
DE ARTISTAS Y PESCADORES
“LA PUNTA” ES EL HOGAR
QUE NUNCA QUERREMOS DEJAR
ESCENARIO DEL HEROÍSMO
DEL COMBATE DEL 2 DE MAYO
QUE GUARDAS EN UN SANTUARIO
UNA PARTE DE GRAU
A TI MI PENÍNSULA AMADA
DE ALEGRÍAS Y NOSTALGIAS
CON UNA LAGRIMA EN EL ALMA
TE QUIERO CANTAR
YO SOY PUNTEÑO, PENINSULAR
Y TENGO ENTRAÑA
DE “PITIPITI” CHALANA Y SAL
YO SOY PUNTEÑO, SENTIMENTAL
SOY DE ARENILLA LA PUNTA PUNTA Y CANTOLAO
Y EN TUS GLORIETAS ME ENAMORE
DE LA BELLEZA QUE EN “LA PUNTEÑA” SE HIZO MUJER
SI VIENES UN DÍA A LA PUNTA
MI CUNA DE GRANDES REMEROS
PINTORES Y MARINEROS NUNCA OLVIDARAS
EL SUNSET DE SUS VERANOS EL MALECÓN FIGUEREDO
HORAS DE CAFÉ Y TERTULIA
EN LA NOCHE INVERNAL
VERAS QUE NADA AQUÍ SE HA IDO
QUE EL TIEMPO SE HA DETENIDO
EN EL ABRAZO DE HERMANO
QUE EL PUNTEÑO TE DA
EN LA JUSTA DEPORTIVA
EN LA COPA DE LA PUNTA
Y EN LA “CRUZ” QUE EN CADA MAYO
AUMENTA SU FE
YO SOY PUNTEÑO PENINSULAR
Y TENGO ENTRAÑA DE “PITIPITI”, ETC, ETC.
Reseña Histórica del Distrito de La Punta
Por: Dr.
EVARISTO PANANA Y MENA
La
historia del distrito de La Punta aparece ante nosotros como parte de la historia
del puerto del Callao, con el que conforma una unidad geográfica y una misma
administración política y judicial desde el año de 1889. Pero allí donde la
historia de la ciudad y puerto el Callao es rica en noticias y ampliamente
documentada en crónicas y en textos contemporáneos, La Punta ha merecido sólo
breves referencias marginales en las monografías sobre la historia de la
región. Ha permanecido casi ignorada por los investigadores, y esta ausencia de
noticias nos lleva a pensar que la importancia que tuvo el lugar durante la
colonia fue más bien relativa.
Por
su configuración geográfica, el actual distrito no fue nunca un lugar de
transito obligatorio. La atracción ejercida por el Callao, primer puerto
virreinal y poderoso centro mercantil, económico y militar, determinó en los
pobladores y visitantes un movimiento desde el puerto hacia el este, rumbo a la
ciudad de Lima. Es fácil comprender, pues, como la zona de La Punta situada al
extremo de una península al oeste del puerto, frente a la cual se levantaba un
gran núcleo urbano cosmopolita que centraba toda la economía del virreinato,
haya tenido que esperar más de doscientos años antes de iniciar su lento proceso
de desarrollo. No se conoce la fecha de
fundación del Callao. Las primeras noticias sobre el susodicho aparecen en las
actas del Cabildo de Lima, siendo la más antigua la del año 1537. En estas
actas son frecuentes las menciones al Callao, se le llamaba “puerto de la
ciudad de los Reyes” o “puerto y Callao de esta ciudad”; pero no hemos hallado
ninguna referencia sobre los terrenos ubicados al oeste.
Hacia
1614 Lima y Callao formaron el Corregimiento del Cercado, que era uno de los
quince corregimientos en que se dividió el arzobispado de los Reyes, o sea, la
más tarde tres veces coronada. Mediante esta división el Callao quedó sujeto a
la administración desde Lima, situación que se mantuvo inalterable durante todo
el periodo virreinal.
No
se ha encontrado ninguna información sobre lo que hoy conocemos como La Punta de
manera global en las crónicas consultadas. Ni siquiera aquellas obras que se
refieren al estado del Callao después del terremoto de 1746 nos ofrecen
referencias sobre el lugar.
Al
comenzar el periodo republicano el panorama del distrito empieza a cambiar. En
1821 el general San Martín creó la provincia del Cercado de la capital que
incluía al Callao como gobernación independiente. La primera referencia cierta
sobre La Punta la hallamos a partir del año 1836 cuando integra la provincia
del Callao junto con Bellavista. El 22 de abril de 1857 se crea la provincia
constitucional del Callao y por ley del 18 de noviembre de 1889 son fijados sus
límites. De esta manera la provincia del Callao quedó formada por la ciudad de
su nombre, los barrios de Bellavista y La Punta, las islas de San Lorenzo y el
Frontón, los islotes Hormigas de Afuera, Palominos y Roca Horadada, los fundos
rústicos “La Chalaca” y “La Limeña” (formadas por los terrenos Miranaves, Baquíjano,
La Legua, la Huerta de San Juan de Dios y Villegas) y los fundos “Chacra Alta”
y “Aguilar” (terrenos de la Taboada). La primera descripción que tenemos de La
Punta se remonta al año 1910 y aparece en la obra Directorio Anual del Perú,
escrito por Pedro Paulet, donde se señala que la conforman dos calles
principales (Medina y Sáenz Peña), dos secundarias (Jirón Ucayali y una calle
sin nombre), más una ancha plaza con hoteles y elegantes ranchos.
A
juzgar por las palabras de Pedro Paulet, hacia 1910 La Punta se había
convertido indiscutiblemente en un balneario frecuentado por la alta burguesía
limeña. Los elegantes ranchos que el autor menciona son seguramente similares a
los que en la misma época había en Chorrillos y Barranco, y en menor proporción
también a lo ancho de Miraflores. Recordemos que se llamaba rancho a la casa
campestre o próxima al mar, la que consistía generalmente en una “sala grande,
abierta hacia el mar, con dos o tres dormitorios pequeños atrás, su
construcción es muy moderna ya que la mayoría tiene pisos de tierra y techos de
caña”. Las palabras de Robert Proctor corresponden a las de un visitante de
comienzos del siglo XIX. Diversos estudios han demostrado cómo evolucionó el
rancho, de modo que al llegar el año 1900 se presentó en pleno desarrollo de
sus espacios y volúmenes, tal como los describe el arquitecto José García B.
Al demolerse las murallas de Lima la
ciudad se expandió rápidamente hacia sus antiguos balnearios mediante la
construcción de grandes avenidas. La Av. Leguía (hoy Arequipa), que une al
centro de la ciudad con los balnearios del sur, es una de ellas; la otra, la
Av. Progreso (hoy Venezuela) sirvió para unir Lima con el Callao, ambas arterias
fueron hechas bajo el gobierno del presidente Augusto B. Leguía, cuya época vio
la transformación de Lima en gran ciudad con la aparición incipiente de algunos
de los problemas que hoy aquejan al gobierno local, estos son, barrios
marginales, destrucción del área ecológica debido al crecimiento del área
urbana, etc. Las avenidas mencionadas significaron no sólo el desarrollo de la
ciudad sino también la desaparición de sus balnearios. Al ser éstos absorbidos gradualmente
por la ciudad pasaron a convertirse en distritos de ésta. Así, el balneario de
La Punta permaneció como tal hasta que fue alcanzado por las vías urbanas que
partiendo del Callao la integraron al casco urbano de la capital durante el
decenio del 40. Las características arquitectónicas de La Punta cambiaron
también junto con el resto de Lima. Entre 1910 y 1920 se extingue la forma del
rancho clásico, el cual se convertirá en “el chalet” o villa, típica casa
suburbana moderna, rodeada de un jardín que la separa de la calle y de otras
casas cercanas (anteriormente los ranchos se habían construido sin espacio de
separación entre ellos y pegados a la calle). Desaparece también la unidad de
estilo y en su lugar va a aparecer una arquitectura ecléctica, inclusive de formas
variadas, con una marcada influencia foránea. Cambia, igualmente, el material de
construcción. La madera, el adobe y la caña serán sustituidos por el cemento y
fierro. Los chaletes de La Punta no serían más de quincha. Las nuevas casas
emplearon los materiales modernos siguiendo los dictados de la moda urbana.
La Punta
“El Sosiego del Mar”
Por: RICARDO
PEREZ TORRES LLOSA
Fue
La Punta en sus comienzos un lugar de pescadores, de rancherías, algunos por
esta época le decían Pitipiti. Pero Cobo en la “Historia de la fundación de
Lima” suele llamarla “La Punta de tierra firme”.
El
ingeniero francés Frezier, autor de “Viaje de Exploración a la América del Sur”
que data de 1716, al referirse a nuestro litoral, menciona “punta del Callao”.
Pero el mapa de 1774 no lo grafica.
La Punta estuvo unida al Callao a
través de ranchos pobres.
Se dice que el Pitipiti Nuevo comprendió
la puerta de San Yago, pegado al baluarte de San Ignacio (uno de los 10 de la
muralla que mandó construir el marqués de Mancera, luego en 1640 objeto de la
piqueta), cerca del rio; mientras el San Miguel de Mancera de Pitipiti el Viejo
salía de la puerta San Lorenzo, lado opuesto de San Carlos del Pitipiti del
rio, según el plano del Callao de 1700, referido a las fortificaciones de Mancera
de 1639 a1647.
Mas aquel Pitipiti de antes de 1747
asentóse, apenas se construyó el presidio del Callao, en las afueras de la
primigenia fortaleza y mirando hacia La Punta. En tanto el surgido después de
la ruina del Callao, ocurrida en octubre de 1746, estuvo por el lado de
Bellavista, a la altura del “camino nuevo”.
Respecto al río del Callao, diremos
que se trató de la “acequia para los molinos”, figurando en un plano de 1631,
correspondiente al curacazgo del Callao. Y conforme a cierto plano de 1774
recibía el agua de los puquiales del Chivato, lugar ubicado por donde hoy está
el panteón de la localidad.
El Callao incaico, cuando La Punta
era asiento de humildes gentes, llegó a tener un tambo con su camino entre
muros hacia Maranga. Y contó hacia el sur con Chuica, pueblo de pescadores,
aquí se forma la Hermandad de San Juan de Dios, después mudó al norte de la
zona urbana, cerca de la desembocadura de la acequia, lugar original del
convento agustino (fundado en 1595). A lo largo de aquella vía existieron
huacas, casas de tapia, incluyendo la residencia del curaca.
Esquilache al llegar al Perú decidió
fortificar toda la bahía chalaca. Además él dispuso establecer el presidio,
formándolo sobre el tercio, siendo su máxima autoridad militar el General del
Callao, siguiéndole el Maestro de Campo.
Ahora bien, ¿las islas de San
Lorenzo y El Frontón integran La Punta o forman parte del conjunto del Callao?
La Ley 13695 de 13 de enero de 1961
señala que el Distrito de La Punta limita por el norte, oeste y sur con el
Océano Pacífico, esta referencia permite incluirlas, a pesar que los censos de
población de 1940 y 1961 tuvieron dificultad al elaborar los cuadros de
localidades, poblaciones, etc. Pero la ley que creó la Provincia Constitucional
del Callao, cuyos límites fueron rectificados en 1951, aparte de otras
disposiciones posteriores, no precisa los límites distritales, aunque sí hace
comprender a las islas dentro de ella, no como integrantes de La Punta.
Sería bueno un pronunciamiento de la
Comisión de Demarcación Territorial de la Sociedad Geográfica de Lima.
A raíz del ataque de Spilberg,
corsario pagado por la Compañía Holandesa de las Indias para investigar los
mercados, no siendo un “gueux” (mendigo de mar), se restablece el presidio o
guarnición de soldados. Mas el Marqués de Montesclaros levantará en 24 horas
barricadas alrededor del pueblo y a lo largo de la playa, construyendo una
torre cuadrada junto a su residencia. Fue sobre esta torre que más tarde se
construyó la batería de San Francisco, frente a la iglesia parroquial aparte de
la contigua a la Hermandad de San Juan de Dios: la Santa María, aprovechando el
río del Callao que sirvióle de foso.
Para estas construcciones emplearon
las piedras de San Lorenzo, la antiquísima Sina, un verdadero ccayao.
El año 1624 el Marqués de
Guadalcázar construyó con el objeto de defender el puerto, el Castillo de La Punta
de la Mar Brava cerca de Pitipiti, luego llamado Castillo de San Felipe de
Guadalcázar, autor el capitán Ferruche, obra defensiva con doce cañones, adonde
el 9 de octubre de 1630 se llevó preso a Francisco Flores “por haber hablado
descompuestamente al Virrey”, quien le quitó la jineta de su compañía.
Hubo otro Castillo en la isla San
Lorenzo durante ese siglo XVII.
Vásquez de Espinosa en la primera
mitad de aquel siglo, cuando habla del “arrabal de la ciudad de Lima”, o sea
del Callao, nombra a La Punta como “la punta de la tierra firme” por donde
“entran los navíos pequeños”.
Otro fortín vino a ser el Santa Ana,
más grande incluso, con tres frentes: el fondeadero del Callao, el canal entre
La Punta y la isla, la Mar Brava.
Unos dibujos de 1624 (son dos), al
referirse a la expedición de L’Hermite, tratan acerca del ataque de éste,
viéndose el pueblo del Callao con su iglesia de torre alta, la casa del
Gobernador, etc., más las fortificaciones al extremo sur, donde sobresale la
cruz de La Punta, amén del brulote lanzado contra aquél.
Y ahora sabemos que el Castillo de
San Felipe de los Pozuelos estuvo ubicado más allá de La Punta, conocido
asimismo como Castillo de La Punta del Callao, obra de Montero de Uduarte. Se
trató de una pieza clave de la defensa del puerto. Tuvo baluartes con nombres
de los evangelistas. Fue también cárcel.
Figuró en el Callao de 1631 a 1636, ahora
una muralla encierra al Callao, menos a dicho castillo, no graficado a partir
de 1700.
Durante el siglo XVI hubo gran conmoción,
motivo aquí de los tiempos; al advenir
el siguiente aparece la cruz de La Punta, punto de referencia incluso de los
navegantes.
El año 1890 Palma Soriano quiso
veranear entre Chucuito y La Punta, “pasar los meses veraniegos” para calmar algunos
achaques. Así lo confesó en carta al portorriqueño Eugenio María de Hostos,
radicado en Chile. En esa época los hoteles del Callao: el Génova e Italia, costaban
dos soles diarios. Ya no existía el Marine Hotel, de grata recordación. Su hijo
Cristian de 10 meses de nacido, a los seis días vino a residir al puerto; pero
lamentablemente murió de meningitis el año 1888, siendo sepultado en Baquíjano.
Este suceso lo apartará del Callao.
Hacia 1882 La Punta era un caserío;
poca gente vivía aquí. Su playa de guijarros y cantos rodados se llenaba de
diciembre a marzo. Aprovechó de esta zona el austriaco Demetrio que hizo de su
Gran Hotel el lugar único para el descanso, donde un sol de plata por persona
costaba el almuerzo o la comida, o 12 soles con 50 centavos en billetes, resultando
caro la gracia. Pero se disfruta de “baños y sociedad agradable” porque ofrecía
licores buenos, música con piano, un salón de billar, cuartos cómodos. El
diario “La Bolsa”, editado en Lima, por la Plazuela de Santo Tomás, lo menciona.
La Punta es la porción de tierra que
entra en el mar. Concepto geográfico. Está al sur del Callao. Sin embargo
guarda una distancia social con el Callao, aislándose de éste.
Acá tenemos una cuestión de
sociología.
A principios del 900 La Punta, en
opinión de un Anuario de Paulet, se constituía por lo jirones Medina y Sáenz
Peña, que eran calles principales, y el jirón Ucayali, especie de rue
secundaria junto con otra; pero sin nombre, acompañados de su amplia plaza.
No olvidar que durante 1895 la gente
del Muelle Dársena, amén de los de la Compañía Inglesa de Navegación de Vapor,
la cual obsequiara al Callao esa hermosa pila de la Plaza Independencia,
inaugurada el 28 de julio de 1866, concurría a las playas punteñas para
disfrutar del sol o solazarse frente a las guapas hijas de Venus, quienes aún
conservaban algo del mohín de las tapadas.
Nueve reales de plata costaba el
viaje Lima - La Punta – Lima en los vagones del Ferrocarril Inglés. Y un sol de
papel el del Callao a La Punta.
El tránsito podía hacerse de 6:00
a.m. a 8:30 p.m.
Hasta hubo carruajes halados por
caballos o mulas de propiedad de la gente mejor acomodada.
Entonces, La Punta era sitio
indispensable para exhibir el señorío.
Se cuenta que un día se dio una
fiesta de carnaval en el Gran Hotel. Empezó al mediodía usándose chisguetes,
frascos de perfumes, polvos de arroz, agua; a las 4 de la tarde siguió el juego
en la playa, a las 7 el salón se llenó de cuadrillas y polcas hasta las 11 de
la noche. Vigilaron la diversión los padres de familia.
La “Guía del Viajero” de Carlos B.
Cisneros y Rómulo E. García cita en 1898 a dicho establecimiento.
Por La Punta estuvo el “María Rosa”,
la balancha del español Antonio Fernández, fundador del Club de Regatas Unión,
hecho que sucedió el 22 de marzo de 1892 en su casa astillero, teniendo sede en
el Aromito de la calle Manco Cápac (ex Sol) desde 1900 hasta 1938, pues en 1942
pasaría a su actual local.
El tranvía inaugurado el 29 de julio
de 1905, a partir de enero de 1906 prolongóse a La Punta. Desde 1902 el Callao
tenía alumbrado eléctrico.
Cabe apuntar que en 1863 la línea
férrea abarco de Paz Soldán a los baños. El medio de locomoción era de tracción
a sangre. Costó la obra cerca de doce soles. Y se estrenó un 1864. Los
ejecutores fueron Juan Rosendo Mendívil, Agustín Ampuero Velásquez, José Manuel
Castro.
En el siglo XIX los baños de La
Punta tuvieron fama.
Se dice que mediante el Decreto
Supremo de 23 de julio de 1863 donaron a la Beneficencia Pública del Callao los
rieles usados en el acarreo de materiales para construir la Penitenciaría de
Lima con el fin de establecer la vía de tracción animal entre Paz Soldán y los
baños de La Punta. Completó el transporte de pasajeros el ferrocarril inglés
que salía de la Plaza de San Juan de Dios hacia el Callao, inaugurado el 5 de
abril de 1851, después la empresa lo extendió hasta el caserío punteño.
En 1914 el proyecto de J. Kraus
consistió en unir La Punta y la isla San Lorenzo, según contrato de 14 de junio
de 1913. Con ese señor extranjero cooperaron el contralmirante Manuel Melitón
Carvajal, el Capitán de Navío don Augusto R. Pimentel, Germán Stiglich Alvarez,
Guillermo Martínez, Félix Málaga Santolalla, Ministro de Fomento, incluso el
presidente Billinghurst.
Por Ley No. 2141 de 6 de octubre de
1915 se convirtió en Distrito. Para darle esa categoría intervinieron Alberto
Secada Sotomayor, J.A. Miró Quesada de la Guerra, Rafael Grau, Agustín Tovar
Albertis, Francisco Albertis de Leulucci.
Con Leguía consigue ser un balneario
exclusivo.
Durante el gobierno de Benavides Larrea
será una villa asfaltada y urbanizada, con chaletes de todos los estilos, o
casas de un solo piso con arquería y ventanales.
Tuvo varios hoteles: Gran Hotel,
Edén (inaugurado el 29 de enero de 1910), Bristol (su dueño: el Dr. Fuentes
Castro), Península, Rivera Palais e Internacional, este último del francés
Martinot.
Cuentan que la fiesta del Ño
Carnavalón fue muy festejada en este distrito. Las vivanderas desde temprano
instalaban alrededor de la Plaza principal sus mesitas y carpas vendiendo
picarones, salchichas, choncholíes, etc. Los juegos consistieron en la olla
mágica, carrera de encostalados, regatas, carrera de gallos. La negra “Ña
Chavito” preparaba el ceremonial para el entierro del Ño Carnavalón que era
exhibido y debía entregarse un óbolo para el funeral. Al caer la tarde lo
paseaban sobre un burro, luego la playa servía como su tumba. Era un festejo general
entre niños y adultos, clásicos de La Punta, el miércoles de ceniza.
La placidez de su mar, sus
comodidades y distracciones, hicieron de este “simpático balneario peninsular”
el preferido de muchas generaciones durante las temporadas veraniegas, de las
cuales habló la famosa revista “Variedades”, cuando las damas acudían elegantes
con sombrerito y sombrillas, o lucían el “maillot” negro (vestido de una sola
pieza) con medias, los hombres luciendo ternos a la moda. El malecón de madera
fue uno de los ambientes selectos, amén del restaurante Kursall (sostenido por
ligeras columnas) en el Pardo, mirando el mar. Al decir de un poeta chalaco, en
La Punta “no irrumpe en lloros la Desgracia….”.
El primer alcalde de La Punta fue el
comandante Ramón Valle Riestra, teniendo de síndicos a Ventura Martínez y
Claudio Wiesse, de concejales a Carlos Arenas y Loayza y Aquiles Carcovich. Se
instaló este Concejo el 17 de octubre de 1915 a las 5 de la tarde. Y su primer
secretario ad honorem fue Aníbal Secada, autor del pasatiempo cómico “Ecos de
La Punta”.
Gracias al burgomaestre Luis N.
Larco Valle es construido a partir de 1919 el Palacio Municipal. Colaboró con
100,000 soles el banquero Augusto Wiesse, trujillano, esposo de Virginia de
Osma.
El territorio punteño “comprende
toda la extensión de tierra después de Chucuito”.
En La Punta estuvo la torre de la
Merced (junto donde ahora está el Club Regatas Unión). Mientras la batería Abtao
fue ubicada entre el Jirón More y el Malecón Figueredo.
Ubicamos la Escuela Naval, ésta
funcionó antes en Bellavista (de 1908 a 1914), al interior de La Punta, gran
barrio de las cuadrillas de febrero, actualmente sede de clubes de nombradía,
suelo de la Cruz de La Punta Punta, otrora base de los ranchos del XIX que
fueron desapareciendo alrededor de 1910 y 1920 para dar paso al chalet o villa,
usándose el cemento, ya no el adobe ni la caña como lo fueron las casitas
adyacentes al mar, bastante modestas, propias de vecinos herederos de los
humildes pescadores del Pitipiti.
Su malecón Figueredo (Cantolao), muy
sugestivo, lo distingue balneariamente. Un homenaje al probo letrado Santiago
Figueredo, ex combatiente de los reductos de 1881.
“La Punta es un jardín introducido
dentro del mar”, según Ríos Guzmán, el recordado “Mr. Soir”.
Galería poética punteña
Compilador: Rocky Sullivan
LA PUNTA
Por: César
Flores Flores (x)
Noche serena
en nuestra Punta
rinconcito del
Callao
de aire fresco y
puro.
En tus malecones
de alegrías
llenas
miles de
bañistas
que ansiosos
reciben
calor de tu sol.
Distrito porteño
nos da
deportistas
en el coliseo
pinturas de
fulbito
y bogas
campeones.
Son tus limpias calles
jardines de
flores
flores
quinceañeras
que derraman
lisura
y belleza sin
par.
Días tranquilos
bellos
contrastes
tu mar se ha
agitado
se cerró la
niebla.
Hoy día un ocaso
los barcos que
llegan
las aves marinas
un albatros
vuela
un yate veloz.
Vean San Lorenzo
la histórica
isla
pintores famosos
vendrán a tus
playas
a pintarte a ti.
Balneario La
Punta
belleza atesoras
arrullan las
olas
rincones que
nacen
dan gracias a
Dios.
(x) Poeta chalaco, Comandante de Marina. De la promoción
1955 del C.N. “Dos de Mayo”. También compositor, autor así de “La Punta”,
“Malecón de La Punta”. En su Aniversario Seglar”. Cuenta con heráldica. Vecino
distinguido del distrito balneario del Callao, cerca del Coliseo “Fortunato
Marotta”.
A LA PUNTA
Por:
Ramón Machado (x)
Rincón de cuento de hadas,
en navidad la belleza entre luces, guirnaldas, copos,
del color, su mar, las islas antiguas,
enmarcándalo como un óleo impresionista
fantástico,
maravilloso, genialísimo.
Si es sinfonía, lo será su calma de templo
o desde su calidad de ensueño heráldico,
un balneario
donde puede la lira
ensancharse hasta la más alta cima
de lo esplendoroso.
Frente a este joyel caro de la naturaleza
uno se hace el minstrel llegado del medioevo,
así entretejido
por todo lo que encarna
bellamente la península
pie
de su Callao litoral.
(x) Poeta chalaco. Tiene
artículos publicados en “La Tribuna”, “El Callao”, “Nikko” (El Sol), “El Club”,
etc. De la generación de Rolando Carbajal y Menacho (quien también perteneció a
la redacción de los medios periodísticos “Nikko”, “La Asociación”, “El Club”,
etc.) y de Shanti Pérez Yupanqui (una pluma de “Unidad”). Escritor del decenio
del 60, siglo veinte.
LA PUNTA
Por:
Carlos Contreras Espichán (x)
Idéntico a una diosa de Circacia,
este hermoso balneario de verano,
levanta sus chalets de orgullo vano,
donde no irrumpe en lloros la Desgracia…
Las mujeres en él tienen la gracia
de un cisne de Rubén, la voz de un piano,
un cuello de exquisita aristocracia,
y
un algo divino y de profano…
¡Qué desborde de paz, que gloria única!
Un jubiloso amor canta y se ensaya
aquí… Allá, a olas y sol todo trasunta.
De Grecia hablan: la capa hecha una túnica
y la tierna escultura que en la playa
es cualquiera bañista de La Punta.
(De “Ciudad Lírica”. Poemas Chalacos.
1940).
(x) Poeta chalaco. Autor,
aparte de esa obra conteniendo sonetos chalaquistas, de poemarios y trabajos en
prosa. “Poeta de fuerte inspiración “al decir de Kruzmón. Dirigió “Vida
Porteña”. Condiscípulo de Roberto Arcelles Mercado, el director de
“Información”. Un “valor literario de su generación”, apuntó Enrique E. Ustaris
B. Por sus ideas políticas sufrió destierro en Costa Rica. Cuñado del artista
plástico y periodista Julio Ríos Guzmán. “Ciudad Lírica” está dedicada al
presidente Manuel Prado Ugarteche. “Canto de Gloria”, data la edición de 1954,
recoge parte de su vasta producción lírica. También es autor de la novela
“Gallinazo Infante”, de los ensayos “Apología de la Prensa Libre” (1931),
“Crisis Política Chalaca” (1948), “50 Poemas”, de los inéditos “El Mensaje del
Poeta”, “El Terremoto del 40”, “Ensayos Sociales”. Laureado en 1923, fallecido
el 18.09.1953. Nació bajo el cielo callaquense el 21.05.1901. Buen lirida. El
cáncer lo mató. Compadre de A. Cruz Montero (el director del diario “20 de
Agosto”).
El Centenario de la Punta
Por
Cdte. AP (r) César Flores Flores
En la ribera de la Arenilla
Con
la actividad febril
la
playa de la Arenilla
va
cambiando poco a poco
embelleciendo
su perfil.
A
la naturaleza agreste
le
ganamos un jardincito
luego
vino la arboleda
y
en el borde, un maleconcito.
¿Quién
no quiere ver
cuando
entrenan los bogas?
¿Quién
no quiere mirar
las
límpidas aguas del mar?
Y
por eso al culminar
estos
cambios tan hermosos
vemos
dos glorietas al pasear
por
estos parques preciosos
De
aquí que yo canto siempre
como
mi Punta no hay dos
esta
poza que dios nos dio
el
punteño la mejoró.
Como
riela la luna de noche
en
su espejo que es el mar
enamorada
de La Punta
en
la poza se va a quedar
atrapada
por el encanto
de
las olas que la arrullan
y
el amor de las parejas
que
cómplices la admiran
En
La Punta natura hizo
combinaciones
preciosas
convirtiendo
olas bravías
en
espuma que canta en risas
gaviotas,
pelicanos, garzas
blancas,
violetas, de todo color
es
Dios que nos manda amor
en
el Bio-Reino que nos creó
Quisiera
ver unos cuantos
delfines
en el agua saltando
siendo
alegría de niños
y
adultos que van paseando
Mientras
los primeros
con
gritos van gozando
los
segundos admiran
y
van disfrutando
es
La Punta
¡brillante
refulgente del Callao!
Dios
nos la dio vecino, apunta
Cuídala
y siéntela en tu izquierdo lado.
AL GRAN
DISTRITO DE
LA PUNTA EN
SU
100°
ANIVERSARIO
I
Un día seis de
octubre
En Mil Novecientos
quince
su terruño,
sin esguinces
noble génesis
lo cubre.
Y nació
moderna urbe
de atractivo
vivencial
balneario Residencial
es centro de
veraneo
en su historia
yo leo…
¡Patrimonio Nacional!
II
Con la más
pura razón
la ley dos,
una, cuatro, uno
le dio a La
Punta oportuno
bautizo de
población.
Iniciaron la
gestión,
El gran
Alberto Secada,
Antonio Miró
Quezada,
Grau,
Albertis, Tovar
Vecinos que
sin dudar
dan todo sin
pedir nada.
III
Y don Ramón
Valle Riestra
El, fue su
primer Alcalde
quien lograra
buen respalde
por una
gestión muy diestra
“Tierra firme
y maestra…”
Bernabé Cobo,
Jesuita
Dijo en
histórica cita
Por definir el
terruño
que yo
describo a puño
con décima manuscrita.
IV
Valiosa gema
del Callao
paraíso donde
habito
es La Punta,
mi distrito
en glorioso
mar de Grau.
Con sus
playas, “Cantolao”,
“La Punta” y
“La Arenilla”,
Fuerza
telúrica, brilla
el Dios Sol de
mis ancestros
en un
horizonte nuestro
que abarca
doscientas millas
V
De iluminado
existir
un pequeño
gran distrito
La Punta es un
mito
con praxis del
porvenir.
Aquí, se puede
vivir
con civismo
fraternal
con paisaje
litoral
de islas no
muy remotas
de navíos y
gaviotas
con oleaje
intemporal
VI
¡La Punta!...
medalla viva
De nuestro
¡Chim… Pum Callao!
Con aguas
frías, Cantolao
te bautiza
volitiva
hoy, en tu
fecha festiva
festejas
aniversario
y de modo
extraordinario
mi voz de
vate, trasunta
¡Qué viva …
viva La Punta!
¡Feliz primer
centenario!
Autor: Segundo Robles Escalante(*)
Nom de Plume: Mr. Drugui
Segundo Robles Escalante
(x) Poeta,
decimista chalaco. Exalumno dosdemayino. Ex comando cuando sentó filas en la
AP. Ha seguido estudios de Conciliador. Dirigió el espacio “Poesía en el
Puerto” en la Plaza Ovalo del Callao. Autor de numerosas décimas, aparte de sus
cuentos, para formar un volumen, algunas publicadas en medios locales. Ha
actuado en recitales llevados a cabo en Lima, Callao, y fuera de estas
ciudades. Integrante del Comité Patriótico del Bicentenario – Sector Callao.
Maestro de Ceremonias. Tiene distinciones. Miembro de la Asociación Nacional de
Decimistas del Perú.
EL SUEÑO DE VOLAR DESDE LA PUNTA
(Minicuento)
Por:
X (x)
Llega
el mago saltando entre nubes, ha conocido de solsticios y equinoccios, pueblos
diversos, ahora desea buscar una isla, desde allí ganarse la ovación del
albatros.
Pregunta
por doquier el lugar con el que ha soñado la vez que lo cobijó un acantilado.
En
verdad, su búsqueda dura tiempo. Pero no se da por vencido.
Una
época, actuando en un circo, una linda abogada que asistió, solita, lo aplaudió
tanto que él decidió conocerla.
En
el café al que fueron, ambiente de artistas, de poetas, donde hablaron de lo
bello del arte, pasión de dioses, ella lo invitó a que visite su balneario. Y
la tarde que paseaban, sus ojos divisaron una isla como que dormía
plácidamente, entonces, para sí, se dijo: “Ahí, por fin, está lo que tanto
busqué, de allí volaré a todos los cielos”.
La
joven Yenny, que así se llamaba la dama, adivinando sus pensamientos, le
preguntó para que deseaba hacerlo.
“Busco
la paz en concordia permanente entre las gentes del mundo. Hoy este rinconcito
que se llama La Punta me ha abierto el ventanal”, fue la respuesta del mago, un
alienígena muchos años, más de cien, actuando en nuestra esfera celeste.
(x) Seudónimo de un conocido escritor
chalaco, creador del minicuento. De la redacción de “El Club” y de “Alma
Porteña”. Es autor de la serie cuentística “Las aventuras de Vilma” y de
“Cuento de Buhardilla”. Próximamente editará estas obras.
SUBOFICIAL PNP DEL ENCANTO (Vals)
Por: Dick Pérez
La Punta,
Callao, 28.12.2019
Mujer del encanto mayor,
belleza sin par, mujer maravilla,
te aplaude valiente hermosura el
trovador
porque tienes arrojo, alma,
pundonor,
juventud, razones miles de ser.
Policía de fuste, guapa mujer,
nunca bajes la guardia.
y sigue muy bella porque eres un
cielo,
encanto, vivir, Jossmery Toledo
Coronel,
generosa para mí, mujer sensación.
Todo un amor, eso eres policía
mujer.
Y felices orgullosos ya te quieren
y conocen
los del pueblo no corrupto ni
ofensor.
Dichoso quien gane tu mirada
corazón.
Jossmery, guardiana del honor,
Divisa y reto de luchas a ganar,
desde La Punta balneario, serás
ondina Miss Orbe coronada.
N.R. – Esta
canción, obra de un respetable escritor y periodista chalaco, dedicada a la muy
bella Suboficial PNP J.T.C., de quien esperamos nos conceda una entrevista.
Autorizada para llevar al pentagrama este vals y busque al intérprete, quien
puede ser el gran chalaco Renzo Gil (del programa criollo dominical de la 1 p.m. de Radio Santa Rosa). El tema fue inspirado por el mar punteño, cerca de la
morada de las aves que llegan de diversas partes del mundo.
ALCALDES DE LA PUNTA A TRAVÉS DE LA HISTORIA
DE LOS BAÑOS AL DISTRITO
Los tan connotados y siempre
recordados Baños de La Punta se establecieron a mediados del siglo XIX.
Tal fue la acogida que
tuvieron que, según se refiere Agustín Tovar Albertis, se solicitó y concretó
la donación de los rieles usados en el acarreo de materiales para la
construcción de la Penitenciaría de Lima, y con ellos se implementó una vía de
tracción animal entre la calle Paz Soldán del Callao y los baños punteños, con
la finalidad de facilitar el acceso de veraneantes.
Después de décadas de agobio
del país, entre las cuales libramos dos Guerras: con España y Chile – de
contrastables desenlaces, memorable victoria heroica y derrota absoluta,
respectivamente -, los años de estabilidad aparente retornaron al Perú y la
acogida de los Baños de La Punta renació con ella. Su auge aumentaba con el
paso del tiempo, es así que en las postrimerías del Gobierno de Remigio Morales
Bermúdez, el 13 de febrero de 1894, se autoriza a la Empresa del Ferrocarril a
extender su servicio hasta el entonces caserío de La Punta, para que más
limeños pudiesen disfrutar de los afamados baños, con todas las facilidades de
transporte que el lugar y la gente merecían.
Gracias a la ampliación del
servicio ferrocarrilero, La Punta, como Balneario, comienza a tomar importancia
en el 1895, ya que, por aquellos años, concurrían ingenieros y empleados de la
Empresa del Muelle y Dársena, así como los de la Compañía Inglesa de Vapores,
para disfrutar al unísono de las jóvenes y hermo9sas playas, mientras la Isla
San Lorenzo los protegía paternalmente aguaitando desde un rincón.
A pesar de la trascendencia
turística de La Punta, sería recién en 1889 cuando forma parte de la historia
del Callao, llegando a establecer una unidad geográfica y una misma
administración política y judicial.
La gran concurrencia al
Balneario punteño trajo como consecuencia la construcción de cuatro hoteles: El
“Gran Hotel”, que desgraciadamente se destruyó a consecuencia de un incendio en
1914. (El fuego se estaba propagando a gran velocidad, por lo que la marinería
debió cortar el edificio en dos partes para que el incendio se detuviese. Obviamente
el recinto era de madera, lo que le facilitaba la misión a las llamaradas.
Aquel día Amelia Vargas celebraba su luna de miel, la que se efectuó,
literalmente, entre llamas). El “Gran Hotel” y el Hotel “Eden”, ambos
administrados por el eternamente recordado don Luis Giampetri. El “Bristol”,
propiedad del Dr. Paulino Fuentes Castro; y el “Internacional”, de Don Luis
LA
CRUZ DE LA PUNTA
Inciertos aparecen los
inicios de la Cruz de La Punta - Punta, (al designar La Punta - Punta nos
referimos a la parte más alejada de La Punta, es decir al final del distrito,
territorio ventoso, frío, inexpugnable) por ende su existencia se encuentra
rodeada de una nube que la hace borrosa para los ojos del presente.
Probablemente, se
presume, fue colocada en dicho lugar como consecuencia del terremoto y maremoto
del 28 de octubre de 1746. Pedro Huapaya, centenario morador de La Punta de
antaño, nos indica que en 1860 la Cruz ya estaba situada en su lugar. Una
versión similar nos entrega Víctor Reyes. Lo que sí podemos asegurar es que
desde mediados del Siglo XIX la Cruz ya se hallaba en el extremo de La Punta,
frente al paso marino entre la Isla San Lorenzo y La Punta, por lo que la
versión inicial de su nacimiento posterior al desastre de 1746 debería ser la
correcta, dado que ningún otro acontecimiento acaecido en el Distrito se
presenta tan propicio como aquel para la aparición de La Cruz.
Después de su creación
cuasi mitológica la Cruz de La Punta - Punta atravesó diversas peripecias, que
en términos teatrales podríamos describirlas como cómicas. Una de ellas ocurrió
en 1904. Para festejar el entierro de Ño Carnavalón se levantó un castillo de
fuegos artificiales, pero, ante el asombro de los veraniegos, aquel se desplomó
cayendo sobre La Cruz, pero sin afectarla en lo más mínimo - fervientes
católicos deben haberse dado golpes en el pecho mientras alababan la grandeza
de la Santísima Trinidad -. Once años más tarde, en 1915, una braveza atacó las
orillas de La Punta y el mar se llevó con él al fondo de las aguas la venerada
Cruz. Obviamente, tamaña herejía no podía ser aceptada, por lo que cuando don
Leocadio Mendoza se hace cargo de la Parroquia de La Punta convoca de inmediato
a un grupo de devotos para colocar de nuevo la Cruz en su acostumbrado lugar.
Sin embargo, cuando la Escuela Naval se aloja en La Punta, ocuparía el lugar
donde la Cruz estaba ubicada. En 1920 el profano mar atacó con otra braveza,
volviéndose a llevar la Cruz y destruyendo la base de apoyo de ésta. En
consecuencia, la nueva Cruz permanecería por cuatro años en la Iglesia de La
Punta, hasta que una Resolución del Ministerio de Marina - apiadándose de los
piadosos punteños - dispuso que los fieles pudieran ingresar a la Escuela Naval
en la Fiesta de la Cruz y devolverla a su acostumbrado paraje.
La Cruz de La Punta -
Punta sigue contando con un importante número de fieles que la celebran. Es así
que cada primer domingo del mes de abril la Cruz es llevada a casa del
mayordomo de la misma en el Callao, donde se le remoza, pinta y
"vela". Los agasajos organizados por el Gremio de Pescadores hacia la
figura religiosa
LA
PUNTA EN LA GRAN HISTORIA
Es deber de
todo punteño saber que su Distrito ha sido escenario de acontecimientos
decisivos en la historia de la República del Perú; y, como mencionamos en el
título, de la gran historia, ese cuerpo pletórico en el que brillan los grandes
hombres de uniforme y fusiles, de terno y palabras.
Evidentemente
el más connotado es el del Combate del Dos de Mayo de 1866. Eran épocas de
"bonanza" para el Perú, principal y casi y exclusivamente por la
explotación del guano de las islas del litoral, que era requerido en
dimensiones superlativas para ser usado como fertilizante en Europa. Durante el
gobierno de Pezet surgen controversias con España, pues exigían que se les
pagase la deuda de Independencia. En el transcurso una flota, aparentemente
científica, pero que en realidad era una armada de guerra, tomó las islas de
Chincha, principal fuente de ingresos fiscales de la Nación. En consecuencia se
firma el Tratado Vivanco-Pareja, considerado denigrante y lesivo para el Perú,
por lo que Mariano Ignacio Prado encabeza una revolución que destituye a Pezet
y anula el Tratado, declarándosele la guerra a España - o al menos a una
escuadra española -. Ninguno de los países Latinoamericanos tenía las
condiciones bélicas para enfrentarse a la Nación peninsular de Isabel II, por
lo que se formó una cuádruple alianza de Estados Sudamericanas: Perú, Chile,
Ecuador y Bolivia, donde preponderaban las dos primeras. Se libraron duros
enfrentamientos en diversos flancos del litoral americano, pero la guerra se
definiría el dos de mayo de 1866.
La Punta
ayudó por su ubicación geográfica estratégica en la consolidación de la
victoria. Si bien es cierto que la flota española representaba un peligro y un
atentado contra la libertad de los países americanos, debemos reconocer que
España no pretendía retomar sus posesiones coloniales, pues simplemente no
tenían la cantidad suficiente de tripulación para hacerlo. Desembarcar hubiese sido
un suicidio. Lo que no podemos negar son las intenciones ibéricas de sacar
provecho económico, tanto con la deuda de Independencia como con el guano
peruano. El Combate se libró apuntando hacia el flanco sur, aprovechando la
posición de la Fortaleza del Real Felipe - baluarte de la Colonia heredado por
las huestes militares peruanas hasta hoy - y la colocación de torreones en el
mismo flanco. Tal estrategia pudo darse porque a la armada española le
resultaba imposible bordear La Punta - excepto que lo hubiesen hecho por detrás
de las dos inmensas islas que nos protegen, movimiento lento, predecible y
difícil, por ende infructuoso -, puesto que el subsuelo entre la península y la
ínsula es de poca profundidad.
LAS
OLIMPLAYAS
El día de salida se
acercaba e iba creciendo un clima de excitación. Los que no tenían plata
suficiente conseguían de donde fuese porque no se la podían perder, y si no
llegaban a conseguir lo suficiente qué importa, anda nos más compadre, que ahí
vemos cómo hacemos.
La fiesta empezaba desde
la salida, con centenares de amigos y familiares despidiendo en la Plaza
Principal a los que se iban, que ya no aguantaban más la demora y querían irse
de inmediato para llegar cuanto antes a las Olimplayas.
Hay que vivirlo para
saber lo que es ese ambiente de completa celebración. Desde que subes al bus
todo un cántico de gritos a La Punta, orgullosísimos, pero siempre cuidándote
de alguna palomillada porque con todos los que tienes acá y con ese entusiasmo
hay que estar atento - y no estoy exagerando, 100 punteños al costado son un
peligro latente que puede despertar en cualquier momento en una chacota de
infinidad inimaginable -. Las Olimplayas eran eso: tres días para divertirse,
jugar, bromear en medio de una competencia ardorosa en la que te matabas por
defender tu playa, ya fuese en una competencia o en el grito más alto y jovial
Una iniciativa tomada por
punteños fue a la larga el germen para la futura creación de las Olimplayas. A
mediados de la década de los setenta se funda en La Punta la primera Liga de
Tabla del Perú, pero los campeonatos no se organizaban acá, pues las olas no
eran las adecuadas para un torneo de esa dimensión; el escenario era la playa
Bermejo, y lo organizaba la Liga de Tabla. Evidentemente en él participaba
gente de Lima y también del norte. En estos torneos se fue creando el clima
ideal en donde surge la idea de organizar las Olimplayas: especie de torneo
deportivo, con diversas disciplinas, en el que se enfrentaban balnearios tradicionales
del Perú: Colán, Mejía, Huanchaco, Pimentel, Ancón, Tortugas y La Punta, la que
fue invitada por intermedio de "Tuti" Risso y Lucho Villar.
La fiesta deportiva no se
quedaba únicamente en eso. Los enfrentamientos entre las barras muchas veces
superaban en importancia al deporte. Éstas luchaban entre ellas mediante
cánticos y mímica en las que se revelaba el ingenio y picardía de los
muchachos, improvisando alguna rima que dejaba callado al contrincante,
humillado entre risas, y al rato reacciona para cantar: "La Punta, amigo,
Huanchaco - ejemplo que se multiplicaba por seis, siempre - está contigo."
Pensando que con eso se salvaban, pero igual siempre algo se les ocurría a los
punteños, un breve "Calla patero" que los dejaba ensimismados de la
vergüenza, reducidos infinitesimalmente.
LOS
CARNAVALES EN LA PUNTA
Cuando el sol atacaba por
el verano La Punta renacía cíclicamente cada año junto con aquel. El ínfimo
distrito rebosaba de limeños que accedían a sus playas para escapar por un
tiempo del ajetreo citadino, cobijándose bajo las delicias punteñas.
El momento de máximo
regocijo y festejo llegaba durante la época de carnavales - acontecimiento que
maximizó la fama de La Punta, ya prestigiosa de antemano gracias a la belleza y
tremenda acogida de sus baños -. Desde antaño era tradicional terminar las
celebraciones con el traslado a La Punta de Ño Carnavalón, para enterrarlo y
rendir homenaje al Rey Momo.
Cuando el acontecimiento
iba a realizarse la afluencia de visitantes era tal que los hoteles y
restaurantes no se daban abasto para atender a todos. Por lo tanto, se
instalaban con anticipación vivanderas en el actual cuadrilátero de la Plaza
Grau, consumiéndose durante el día gran cantidad de viandas criollas como:
salchichas fritas, choncholíes, picarones, anticuchos, cau-cau, y abundantes
litros de chicha, tanto morada, clarito, como de maní, al igual que mazamorra
morada. Además de la exquisitez culinaria de la que disfrutaban - y siguen
disfrutando - los visitantes, también se efectuaban diversiones populares
típicas del Perú como son: las ollas mágicas, carreras de encostalados,
regatas, corridas de gallos y demás, mientras todos se preparaban para el
acontecimiento central de la fiesta, el entierro de Ño Carnavalón.
El ceremonial era preparado,
plena de entusiasmo y cariño, por Ña Chavito, quien, a pesar de no residir en
La Punta, se había impuesto la feliz obligación, en la que contaba con el apoyo
de los vecinos punteños de aquel entonces. Antes del esperado entierro se
pasaba un óbolo a los presentes para que contribuyan y poder repetir la
celebración el año siguiente. Las sombras alargadas y el cielo púrpura
incandescente que crean un paisaje claroscuro \"de minuto y medio de
quince minutos\" (cambiando la frase de Julio Cortázar) avisaban la
proximidad del ocaso, entonces se accedía a colocar a Ño Carnavalón encima de
un burro, sobre el cual se le paseaba por todo el balneario ante la burla y
chacota inmisericorde, cuasi victorhuguiana, de los presentes y se le conducía
hasta la playa para proceder a quemarlo. Mientras arden sus últimos minutos de
vida grandes y chicos se regocijan, y el brillo del cuerpo incinerándose se une
al reflejo de los rostros extasiados reproducidos en el mar, los ojos se
deleitan al ver las cenizas de los malos tiempos desaparecer entre la brisa
marina, y así esperarán hasta el siguiente año, cuando Ño Carnavalón resucite
para morir de nuevo.
Francesco
Degregori Chiessa. Nació en Recco, Genova, el 31-Marzo-1859. Llegó a Perú con
su hermano menor Luigi y se instaló en la zona de Puquio, Nazca, Palpa, tuvo
propiedades agrícolas y también estuvo relacionado con el comercio de cabotaje.
Tuvo un primer matrimonio con María Quispe Ramos y un 2do con Ricardina Bendezú
Paliza. La mayoría de los Degregori de Perú descienden de él con excepción de
la descendencia de su hermano Luigi y una rama del valle de Chanchamayo que se
origina con Aloysius Degregori Bonfiglio. Francesco Falleció en Ica por 1945.
Está enterrado en el cementerio de esa ciudad junto con su esposa Ricardina.
Foto y datos
cortesía de César Mariátegui Gamero, nieto de Degregori.
Con los saludos a la
familia Degregori en el Perú e Italia, datos y fotos del abuelo Francisco
Degregori, nacido en Recco – Liguria – Italia. Padre de doña Emma Degregori
Bendezú y abuelo de César Armando Corrales Degregori y Nicanor Corrales
Degregori.
Francisco
Degregori Chiessa casado con doña Ricardina Bendezú de la Palisa con quien tuvo
sus hijos: Emma, Ofelia, Ricardina, Raúl, Américo, Héctor, César, Amadeo, Reynaldo,
Mario, Degregori Bendezú
EL ITALIANO QUE A NADO LLEGÓ A LA PUNTA
Francisco Degregori Chessa
Por: Rolando Carbajal y Menacho
Un hombre del siglo veinte, fallecido
antes que naciera la chalaca Norka, el año 1938.
A los
72 temulentos de edad, esos huesos quisieron descansar eternamente en la tierra
del “Conde de Lemos”, aquel autor de “La ciudad de los tísicos”, concurrente
asiduo del Palais Concert.
Nacido
bajo el cielo de una isla de Italia, cuando en el Perú don Ramón Castilla
iniciaba su segundo gobierno, decidió hacerse, fuera del país que afrontaba
problemas diversos, como ha sucedido con los coolies y el nihonjin, de un
destino mejor. Entonces con el hermano Luis, menor que él, toma el barco cuya
proa apunta a la rica Nativoamérica, sacándolo un bote apenas arribó al Perú.
Corría 1868, el año del régimen del coronel Balta Montero, fomentador de la política
ferrocarrilera, igual que el cazurro de don Ramón, amén de Echenique, este
último “padrino” de los consolidacionistas”.
Sin
más fortuna que sus brazos, cerebro, piernas, ganas de sobresalir, tuvo que
nadar donde lo dejaron, a la manera del Crusoe, hacia La Punta, despidiéndole
los tripulantes, quienes lo ayudaron, no así el capitán de la nave, un
padrastro de los más duros, un conductor bucanero como el “pata de palo” de la
novela de Stevenson, no padre, de esta gente de mar.
Gracias
a una recomendación, saldrá del balneario chalaco, el que le gustó mucho, tuvo
la satisfacción de conocer a un compatriota que allí residía, el que lo
encamina hacia la capital, adonde debía dirigirse. Mientras estuvo respirando
los aires capitalinos, el antiguo hotel Comercio, de la calle Pescadería,
vecino del palacio de gobierno, donde Domínguez mató a Ortiz, ambos españoles,
lo hospedó. Luego, siempre acompañado del hermano, quién más tarde fallece en
Venezuela, la patria amada del libertador Bolívar y del comandante Chávez,
quienes en su tiempo respectivo estuvieron por el Perú, enrumbará al suelo del
Carmelo, al terruño de Porras, del sancarlino Porcari. Pero para trasladarse a
Ica tuvo que valerse de una caravana de arrieros, al modo de los gitanos.
Cabe
decir que Francisco Degregori Chiessa, tal su general de ley, al salir de La
Punta no lo hizo usando el tranvía, los pies fueron su medio de transporte,
permitiéndoselo las fuertes piernas, que al decir del célebre Che son
excelentes armas para el buen guerrero, a través de la Colonial, la avenida
producto de la que construyera hacia 1799 O`Higgins el viejo, así pudo
contactarse con las tres veces coronada, la cual nació como capital, decisión
del invasor Pizarro Gonsález, gracias al puerto de los Pitipiti.
Y sobre tierras iqueñas lo recibirá
un compatriota, éste desde hacía tiempo integraba, era parte de la colectividad
peruana, apellidado Badaracco, contratando a la pareja para el cuidado de sus
almacenes, muchacho que cumplieron bien con el trabajo, ganándose la confianza,
el aprecio, del propietario, o sea, del patrón. Posteriormente Francisco,
bastante despierto, vivaz, se convierte en acompañante de aquél, comprador de
ganado en la sierra, yendo de un lugar a otro del interior del país. Badaracco
adquiría las vacas, los toros, a la manera de un vaquero conocedor, aquéllos
que solíamos ver cuando John Wayne o Robert Livingstone eran las estrellas de
las cowboys, ¿recuerdan a los 3 valientes, o rangers?, para enseguida
engordarlos, ergo limpiarlos, así ya los podía negociar a precio rentable,
jugoso, en Palpa, la propia Ica, inclusive Lima, cuyo matadero estuvo por
Monserrate, después el Callao contaría con el frigorífico, el camal, adonde
llegaron a laborar los Moloche.
El
joven va plasmando pues sus sueños, en tierra peruana, semejante trajín lo
hicieron otros italianos, los que llegaron pobres, posteriormente se harían
ricos, caso de D`onofrio, Nicolini. La coronación será cuando el viejo
caballero, debido a su edad avanzada, decide regresar a la patria añorada, tal
vez allí descansar para siempre, al lado de los suyos. Entonces le deja los
negocios a nuestro personaje, campo que los conocía al detalle, gracias a esos
viajes como comerciantes, de la índole de los que efectuaba don Santos Díaz con
su hermano por la materna Agustín Elorreaga Bernal, en calidad de herencia por
el excelente comportamiento que ha demostrado, su identificación, despidiéndose
ambos italianos respectivamente al estilo familia.
A
partir de aquel momento, el paje será el monarca de esa mina que gentilmente,
en recompensa, se la ha dejado quien lo recibió sin mayores requisitos que el
de ser del suelo de Garibaldi Raimondi, el héroe de la unidad italiana, antiguo
vecino también del Callao, incluso del limeñísimo Polvos Azules. O sea, un
hermano de patria.
Ya
hombre de empresa, embilletado, se hace de una fortuna apreciable. Dobla el
negocio ganadero, adquiere propiedades, invierte donde debe colocar dinero,
etc., hasta que opta por formar hogar. Llega a conocer a una guapa dama iqueña,
de la sociedad, las de vinculaciones, desposándola. Ella fue Ricardina Bendezú
de la Paliza, la que lo acompañó hasta que cerró sus ojos frisando los 44 años,
hecho que entristeció muchísimo al afortunado italiano. Pero mientras aún
latía, lo alentaba, pudo darle, fruto del intenso amor, 12 hijos. Todavía
joven, entera, voló a otra galaxia, ley de aquella opción de alternativas: la
vida.
Así,
dado el compromiso casatorial, emparentado directamente con los Alvarado, los
Degregori, la mama Rifu, criada en Puquio.
Don
Francisco durante la guerra del guano y el salitre, la del Perú con Chile, la
cual fomentó Inglaterra, porque le interesaba el salitre de Tarapacá, etc., si
bien no se enroló dentro de las huestes montoneras apoyó, entre otras cosas,
con galgas, arrojadas desde las cimas de los cerros contra el invasor del Bio
Bio. Eso sí, puso en su hacienda, la izó, la bandera italiana, como haría la
monja Paget, francesa, sobre el aristocrático colegio de los Sagrados Corazones
de Belén, y seguramente lo hizo asimismo en la casa de la Micheo el directorio,
alemanes, del afamado Instituto de Lima (el “Lima San Carlos”, de donde son
egresados varios familiares de aquél).
Más
tarde, al terminar la guerra, dolerse por el fusilamiento en Chorrillos de los
casacas rojas italianos, a quienes no respetó la horda chilena, aportará una
fortísima cantidad de dinero para la construcción, en una de las céntricas
cuadras de la avenida Abancay, del hospital italiano, aparte de demás servicios
prestados a la colonia.
Entonces la razón de ser de su fortuna
cuantiosa se la debió al señor Badaracco, un verdadero padre espiritual al que
nunca olvidó, mientras respiró vida, el que le dejó el sendero a fin de que lo
ampliara más, sea ya el siguiente gran salto, obra del heredero.
Debe
aseverarse que la enorme residencia que tuvo en Ailapampa, sitio de Yauta, en
Lucanas, departamento de Ayacucho, todavía está de pie, igual que la de un
familiar del célebre hacendado de Chota (Cajamarca) don Rudecindo Villacorta,
cuyo poder feudal lo condujo a dar apoyo al gobierno de Leguía contra la
revolución del doctor Arturo Osores, familiar de la sobrina de ambos: Filomena
Díaz Villacorta, sepultada ésta en el cuartel San Lucio del Baquíjano.
La
partida de defunción de Francisco Degregori Chiessa puede leerse en los
registros públicos de Ica, y la de su casorio en Lima. Mas los pasos suyos
iniciales, sus huellas, sobre las aguas, cascajos, empedrados, la cuna de Sina
las tiene marcadas, sólo la historia conoce de ellas, ahora contadas para que
un espíritu como dicho buen extranjero no sea pasto del olvido, más aún si supo
servir dignamente al Perú que le dio posada, otro destino, un cariño.
El
abuelo del palpeño avecindado en La Perla, la antigua Ollería del Callao,
exalumno sancarlino, ex portuario, César Armando Corrales Degregori, director
fundador de “Alma Porteña”, integrante de “Los Amautas”, compañero de faena de
Tata “el Rey”, de Miranda, Carballo, Rosas el caravelino, de repente consideró,
si la sabía, como divisa esta frase celebérrima del genial sordo, compositor
alemán, debido a que la suerte, de la de muchos que no creen, incluyendo al
destino, si es que no niegan a Dios, le entregará el as de oro, aquí va: “El
único símbolo de superioridad que conozco es la bondad”.
Catalogar
el desprendimiento de Badaracco frente a Degregori. Pero los casos de
mortales como el de éstos son raros, pocas veces suelen darse.
“Quien
bondadosamente se comporta en vida, tranquilamente existirá en la muerte”, dice
el Dr. Evaristo Panana y Mena.
El
aedo chileno Neftalí Reyes ha dicho al respecto: “Algún día, en cualquier
parte, en cualquier lugar, indefectiblemente, te encontrarás a ti mismo, y ésa,
sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”.
SOBRE LA
PATRIA DEL ITALIANO
QUE
LLEGÓ A NADO
A LA PUNTA
GENOVA
Génova (en italiano, Genova, pronunciado Acerca de
este sonido [ˈdʒɛːnova] (?·i); Zena en el dialecto genovés del idioma ligur) es
la sexta ciudad italiana y la tercera del Norte de Italia por población, ya que
cuenta con 609746 habitantes y la cuarta ciudad por movimiento económico. Es
la capital de la Ciudad metropolitana homónima y de la región de Liguria. El
área urbana cuenta con 850 000 habitantes y el "Área Metropolitana
Genovese" cuenta con 1 510 000 habitantes.
En el último siglo, Génova ha crecido absorbiendo a 25
municipios del litoral y de los valles; actualmente está dividida en 25
circunscripciones y 71 unidades urbanas. Hacia el oeste de Sampierdarena
conserva algunas villas de los siglos XVI y XVII.
Génova también posee el segundo acuario más grande de
la Unión Europea, tras el Oceanográfico de Valencia.
La vida de la ciudad, desde sus orígenes, estuvo unida
a su puerto y a las actividades marineras que fueron el punto de referencia
constante de toda su historia política y cultural durante su famosa República
de Génova.
Historia
Origen
Génova fue un asentamiento en los lugares más bellos
de los tiempos antiguos. En 209 a. C. la ciudad es destruida por los
cartagineses y reconstruida luego por los romanos.
En el siglo III fue convertida en sede episcopal.
Después de la caída del Imperio romano fue ocupada por los bizantinos, y más
tarde, por los lombardos.
En el año 935 la ciudad es tomada y saqueada por una
flota sarracena.
Edad Media y
Renacimiento
Durante la Edad Media fue una de
las Repúblicas Marítimas que se formaron en el Mediterráneo. Aliada con Pisa,
Génova logró expulsar de Córcega y Cerdeña a los sarracenos y luego ambas
ciudades se disputaron el control de estas islas. Junto a otras ciudades-estado
importantes, como Venecia, la ya nombrada Pisa y Amalfi, se disputó la
supremacía naval de la región italiana. La República de Génova comprendía la
Liguria actual, parte del Piamonte y las islas de Córcega y Cerdeña. Durante
las guerras italianas, y concretamente el 30 de mayo de 1522 las tropas
españolas de Carlos I comandadas por Prospero Colonna y Fernando de Ávalos
tomaron Génova. Génova fue decayendo como potencia comercial, aunque mantuvo
una continua alianza con España, tanto para la colaboración en el Mediterráneo,
por temas de seguridad, para temas financieros donde los prestamistas genoveses
fueron famosos, hasta el comienzo del "camino español", e incluso las
comunicaciones con el reino de Milán. Aún con la política de alianzas, Génova
fue perdiendo sus posesiones de ultramar, aunque mantuvo hasta 1768 la isla de
Córcega.
Durante la Edad Media la Génova comunal participó en
las Cruzadas y sentó las bases de su potencia comercial en el Mediterráneo.
Muy pronto sus naves contendieron el dominio del mar a
Pisa y a Venecia, con frecuentes y sangrientas batallas. También luchas en
tierra firme, contra las demás ciudades ligures que quisieron librarse de su
hegemonía, y luchas internas entre las familias de los Doria, Fieschi, Spinola
y Grimaldi Doria, pero al mismo tiempo sufrió una recesión en las propias
actividades económicas, a causa del alejamiento de los intereses comerciales
del Mediterráneo hacia las nuevas colonias de América (cuyo descubrimiento se
debe precisamente a la audacia de Cristóbal Colón, quien posiblemente fuese
genovés).
En los siglos sucesivos, la ciudad (y con ella la
región) fue objeto de las miras expansionistas de los franceses, austriacos y
Saboya.
República Ligur
La República de Génova fue parte del Imperio francés hasta 1815, cuando los delegados del Congreso de Viena sancionaron su incorporación
al Piamonte (Reino de Cerdeña).
Tras un largo periodo de decadencia, Génova recuperó
su relevancia portuaria gracias a la construcción de túneles ferroviarios
alpinos y el auge de la industrialización, manifestado por la
presencia de astilleros navales, las industrias petroquímicas y el desarrollo metalúrgico.
Geografía
El territorio del municipio de Génova es de
aproximadamente 244 km² y consta de una delgada franja costera en el mar de Liguria junto a unas colinas
y montañas de gran altura (el punto más alto del municipio es la cima del Monte
Reixa, a 1.183 metros de altura sobre el nivel del mar). El municipio, en su
parte occidental alcanza los lugares más allá de las cuencas hidrográficas de
los Apeninos (en la
correspondencia del curso del río Stura) y viene directamente a
limitar la región geográfica del sur del Piamonte (ciudad de Bosio).
Clima
Génova tiene un clima de transición entre el clima mediterráneo (Csa) y
el clima subtropical
húmedo (Cfa)
según la clasificación
climática de Köppen,
porque sólo un mes de verano tiene menos de 40 mm de lluvia. Los inviernos son frescos, con una
temperatura media de 7 °C en enero; y veranos calurosos, con una
temperatura media de 24 °C en agosto. El mes más seco es julio, mientras
que en octubre y noviembre las precipitaciones suelen ser abundantes.
Génova es también una ciudad de viento, especialmente
durante el invierno, cuando los vientos del norte suelen traer aire fresco
desde el centro y norte de Europa (por lo general viene acompañado de bajas
temperaturas, altas presiones y cielos despejados). Otro viento habitual es el
que sopla del sudeste, principalmente como consecuencia de las perturbaciones y
las tormentas del Atlántico, combinando aire cálido y
húmedo procedente del mar.
Génova
cuenta con una extensa red de autobuses urbanos, así como varios ascensores y
funiculares y también una línea de metro que fue inaugurada en
1990. La ciudad se encuentra conectada con el sistema de Ferrocarriles del
Estado (FS), así como una red de
autobuses interurbanos y el aeropuerto internacional Cristóbal Colón. Existe la
idea de construir un sistema de monorail (monorotaia), que uniera el aeropuerto con el centro de la
ciudad a lo largo de la costa, bordeando el puerto, aunque no se conocen planes
definitivos para su construcción (proyecto del arquitecto de remodelación
urbana marítima de Renzo Piano). En este mismo proyecto se
contempla el traslado del aeropuerto a una isla artificial, como las que se
están construyendo para la ampliación del área de contenedores del puerto.
Los principales rasgos del centro de Génova incluyen
la Piazza De Ferrari, proyectada en la segunda mitad
del siglo XIX, alrededor de la cual se
encuentran la Ópera y el Palacio Ducal. En la cercana Piazza
Dante está también una casa en la que se dice que nació Cristóbal Colón.
La mayor de las Strade Nuove (hoy Via Garibaldi), en la
antigua ciudad, fue inscrita en la Lista del Patrimonio
Mundial en
2006. Según explica la UNESCO:
Las Strade Nuove y el sistema de
los Palazzi dei Rolli en el centro histórico de Génova datan
de finales del siglo XVI y principios del XVII cuando la República de Génova estaba en la cumbre
de su poder financiero y marinero. El lugar representa el primer ejemplo
en Europa de un proyecto de
desarrollo urbano parcelado por una autoridad
pública dentro de un marco unitario y asociado a un sistema particular de
«alojamiento público» en residencias privadas, tal como se decretó por el
Senado en 1576. El lugar incluye un conjunto
de palacios renacentistas y barrocos junto con las
llamadas «calles nuevas» (Strade Nuove). Los Palazzi dei
Rolli ofrecen una extraordinaria variedad de diferentes soluciones,
logrando un valor universal al adaptarse a las características particulares del
lugar y a los requerimientos de una específica organización económica y social.
También ofrecen un ejemplo original de red pública de residencias privadas
diseñadas para albergar visitas de estado.
Este distrito fue, pues, diseñado a mediados del siglo XVI para acomodar palacios manieristas de las más eminentes familias
de la ciudad incluyendo el Palazzo Rosso («Palacio Rojo», hoy un
museo, construido para la familia Brignole-Sale en 1671),
el Palazzo Bianco («Palacio Blanco», obra de
Niccoló Grimaldi en 1565),
el Palazzo Grimaldi y el Palazzo Reale. El Palacio Municipal es
obra de Rocco Lurago (1564). El famoso colegio de arte, los Musei di Strada
Nuova y
el Palazzo del Principe se encuentran también en esta calle.
Otros lugares de interés de la ciudad incluyen
la catedral de San
Lorenzo (Cattedrale
di San Lorenzo), reconstruida entre los siglos XI y XII; el viejo puerto (Porto
Antico), transformado en un centro comercial por el arquitecto Renzo Piano, y el famoso cementerio de
Staglieno,
conocido por sus monumentos y estatuas. El Museo d'Arte Orientale tiene una de las más amplias colecciones de arte
oriental de Europa. El Castillo Mackenzie neogótico del siglo
XIX, Castillo D'Albertis, en el pasado el hogar del
explorador Enrico Alberto D'Albertis, actualmente alberga el Museo de las Culturas del Mundo.
Además de los lugares de la ciudad antigua, Génova
tiene también un gran acuario ubicado en la antigua
bahía. El Acuario de Génova es el segundo más
grande de la Unión Europea.
El
puerto de Génova contiene también un antiguo faro,
llamado la Torre della Lanterna (esto es, la «torre
de la linterna»), símbolo de la ciudad. Boccadasse es un barrio
pintoresco de pescadores en la parte oriental de la ciudad.
La Piazza De Ferrari y su fuente, con el Teatro
Carlo Felice (izquierda) y la sede de gobierno de la región de Liguria
(derecha).
Piazza De Ferrari. Es el centro de la
ciudad, llena de tráfico y de animación, situada en una de las zonas más
elegantes de Génova. Fue proyectada en la segunda mitad del siglo XIX, cuando
se reorganizó el centro de la ciudad.
San Mateo. Esta iglesia, ejemplo de la
arquitectura románico-gótica, fue construida entre los siglos XII y XIII por la
familia Doria, a la que pertenecieron las casas que rodean la plaza.
Catedral. La Catedral, dedicada a San Lorenzo, fue fundada en época muy
antigua, pero fue reconstruida entre los siglos XI y XII y sucesivamente sufrió
otras transformaciones. Es uno de los monumentos más ilustres de la ciudad. Su
fachada, de franjas de mármol blanco y negras, posee tres portales góticos
monumentales, adornados con esculturas (siglo XIII).
Puerto. Junto con el de Marsella es el
más importante del Mediterráneo: por tráfico de mercancías, movimiento de
pasajeros y amplitud de estructuras. Está caracterizado por la célebre Lanterna,
antiguo faro símbolo de la ciudad.
Galería Nacional. Tiene su sede en le
Palacio Spinola (siglo XVI) y comprende muebles, decoraciones,
pinturas y esculturas que la familia Spinola donó al Estado en 1958. El museo
conserva el aspecto de una pinacoteca privada y refleja el gusto de la nobleza
genovesa en los siglos pasados.
Vía Garibaldi. Hacia mediados del siglo
XVI, la nobleza genovesa decidió trasladarse de la vieja a una nueva zona,
creando un magnífico barrio señorial: así nació la Strada Nuova (actualmente
vía Garibaldi). Se encargó el proyecto y la realización a Galeazzo Alessi y a Bernardino
Cantoni. Entre los edificios más que se asoman a ella citaremos el Palacio
Blanco, el Palacio Rojo y el Palacio Municipal,
sede del Ayuntamiento, erigido en 1564 con proyecto de Rocco Lurago. El Palacio
Blanco toma su nombre del color de la piedra con la que fue construido en 1565
por Niccoló Grimaldi. El edificio, de estilo clásico, acoge la Galería
de Palacio Blanco. También en el caso del Palacio Rojo, el color de la
piedra da el nombre al edificio. Fue proyectado en 1671 para la familia
Brignole-Sale, que en 1874 lo donó a la ciudad de Génova con toda su
decoración. En él tiene su sede la Galería del Palacio Rojo. La
riquisíma colección comprende: una serie de esculturas clásicas; un Retrato
de Pisanello y uno de Bordone;
Judit de Veronés; el Ecce Homo
(Caravaggio);
algunos retratos de Van Dyck y además, obras de Tiziano, Tintoretto, Strozzi, Cambiaso y Palma el Joven; jarrones chinos, muebles
espléndidos, monedas y cerámicas ligures.
Museos
·
Musei di Strada
Nuova
- Palazzo Ducale
- Palazzo Reale
- Galata - Museo del mare
- Museo del tesoro della cattedrale di San Lorenzo
- Museo diocesano
- Museo delle culture del mondo
- Museo d'arte orientale Edoardo Chiossone
- Museo cívico de historia
natural Giacomo Doria
- Museo di Sant'Agostino
Parques
Artículo principal: Parques de Génova
Génova tiene 82 000 m² de parques públicos en el
centro de la ciudad, tales como Villetta Di Negro que se encuentra junto al
corazón de Génova, dominando el centro histórico. Hay muchos amplios espacios
verdes lejos del centro: al este están los Parques de Nervi
(96 000 m²) junto al mar, al oeste se encuentran los jardines de
Villa Durazzo Pallavicini (265 000 m²). Las numerosas villas y
palacios de la ciudad tienen, también, sus propios jardines, como Palazzo del
Principe, Villa Doria, Palazzo Bianco and Palazzo Tursi, Palazzo Nicolosio
Lomellino, Albertis Castle, Villa Croce, Villa Imperiale Cattaneo o Villa
Bombrini, entre otros.
Fuertes y arquitecturas militares
Artículo principal: Murallas de Génova
Nuevos y antiguos presidios fortificados están
situados en los parques colinares de Génova. Además ser una importante huella
de la impactante historia de la "Dominadora de los mares", algunos de
ellos están utilizados hoy en día para conciertos, fiestas y como punto de
reunión para los jóvenes, sobre todo para lo que se refiere a la vida nocturna.
Lamentablemente no es así para todos los fuertes: algunos de ellos están
abandonados y degradados.
“ALMA PORTEÑA”, AGRADECE EL RECONOCIMIENTO A SU
DIRECTOR GENERAL Y FELICITA AL PERIÓDICO “NUEVO REPORTAJE” POR SU LÍNEA
PERIODÍSTICA, EN ESTOS MOMENTOS DE CRISIS SOCIAL QUE AFECTA AL PAÍS, DONDE LA
GRAN MAYORÍA DE DIARIOS JUEGAN A LA GALLINA CIEGA Y SORDA, PRISIONEROS QUIZÁS
DE SUS TEMORES O AMBICIONES.
GRACIAS
NICANOR CORRALES AVILÉS
“Alma Porteña” y su staff
tiene el alto honor de saludar al Señor NICANOR CORRALES AVILÉS, padre de
nuestro Director CESAR CORRALES DEGREGORI, saludándolo por el Día del padre
21.06.2020., Agradeciendo y reconociéndolo como padre ejemplar, dedicando todos
sus esfuerzos en bien de sus hijos y la familia en general
LAS PRIMERAS MENCIONES DE
LA PUNTA
Como siempre sucede al buscar información sobre
Historia del Perú - donde los acontecimientos aparecen inciertos, rozando lo
fatasmagórico - debemos remontarnos a los Cronistas.
En este caso es uno tardío, el vanagloriado padre
Jesuita Bernabé Cobo, que entre las cuantiosas descripciones y remembranzas de
nuestro país a mediados del Siglo VXII, nos llega la más remota información de
La Punta en su "Historia de la Fundación de Lima" (1639), donde
menciona que los primeros habitantes de esta zona fueron unos pescadores
denominados "Pitipiti", que vivían en modestas chozas rurales
asentadas en "la punta de tierra firme", que, presumiblemente, sería
la actual y famosa Playa de Cantolao. Casi en cien años después, el Ingeniero
francés Francisco Amadeo Frezier, en libro "Viaje de Exploración a la
América Sur" (1716), señala en el mapa lo que sería posteriormente La
Punta como "punta del Callao". Varias décadas más tarde, ya en 1774,
la geografía de La Punta aparece delimitaa en el mapa "El Puerto del
Callao", pero sin denominación alguna.
Todavía en época Colonial encontramos que una hilera
de ranchos de pescadores denominados "Pitipiti Viejo" y/o San Miguel
de Mancera unían a La Punta y al primigenio Puerto del Callao. Aquéllos se
iniciaban por la puerta mancera, la cual se encontraba flanqueada por el
baluarte de San Luis y concluían en la Playa de la Arenilla y en la Playa de
San Lorenzo (en la actualidad Playa Cantolao).
En el año de 1836 encontramos que La Punta y
Bellavista son integradas como parte de la Provincia del Callao. Sería el 22 de
abril de 1857 que un agradecido Ramón Castilla declara al Callao Provincia
Constitucional, título que mantiene, adjudicándole el rango de departamento.
Por último, el 18 de Noviembre de 1889, durante la presidencia de Andrés
Avelino Cáceres - denominado "El Brujo de los Andes" durante su
heroica participación en la Resistencia de la Sierra contra los chilenos - se
fijarían los límites del Callao, dentro de los cuales se incluye a La Punta.
La última referencia que encontramos de nuestro
Distrito, antes que fuese creado, data de 1910. El Directorio Anual del Perú,
escrito por Pedro Paulet, señala que La Punta está formada por dos calles
principales (Jirones Medina y Sáenz Peña), dos secundarias (Jirón Ucayali y la
otra sin nombre) y una ancha y frondosa Plaza con elegantes hoteles y ranchos,
para el beneplácito de los iniciales aventureros, ávidos incursionistas de
verano.
Historia por: Fabrizio Tealdo Zazzali
REGIDORES DE LA PUNTA
CONOZCA LA RÉPLICA DE LA
TORRE DE LA MERCED EN EL CALLAO
En recuerdo a la muerte del coronel José Gálvez
Egúsquiza durante el Combate 2 de Mayo en 1886, se construyó una réplica de lo
que fue la Torre de la Merced, en la Provincia Constitucional del Callao.
Cuenta la historia que el héroe luchaba defendiendo el
país junto con el pueblo chalaco contra la escuadra española, que intentaba
ingresar al puerto del Callao. La torre estaba dotada con dos cañones Armstrong
con carga impulsiva de 45 libras de pólvora negra, calibre de 10 pulgadas,
longitud de 3.96 metros, diámetro mayor 0.95 y un peso de 12 toneladas.
Por ello, la población instaló una plataforma,
parapetos y cinco cañones de 32 metros.
La réplica, que fue puesta en valor en 2 de mayo del
2004, se encuentra al costado del Club Regatas Unión, en La Punta, frente a la
playa Cantolao. El hecho estuvo a cargo del alcalde provincial Alexander Kouri
Bumachar y el burgomaestre de La Punta, Wilfredo Duharte Gadea, en el marco del
138º Aniversario.
Previamente, los
trabajos de construcción y acondicionamiento de esta pieza de artillería fueron
elaborados en los talleres del SIMA, mediante convenio del municipio chalaco.
UN DISTRITO CON CORAZÓN Y
CEREBRO
LA PUNTA – CALLAO
Por: C.A.C.D
No nos cabe duda, el Distrito chalaco mejor
administrado es el de La Punta. Sabemos que los políticos que administran el
primer Puerto del Perú, nos expresaron argumentos mil y todos en contra.
Algunos argumentos como que es un distrito pequeño,
con pocos habitantes, con una entrada y una salida, etc., argumentos ciertos,
nosotros diremos hábitos y costumbres sanos y correctos, cuentan con una
administración edil muy creativa, laboriosa, con ordenanzas municipales
abundantes, lo más importante, ¡LAS ORDENANZAS SE CUMPLEN!
Hablando de su población, colaboran, cumplen y hacen
cumplir sus ordenanzas.
Todos sabemos que, en el verano, son casi 120 días en
que La Punta recibe cientos y miles de visitantes, bañistas, comensales y todos
disfrutan de tranquilidad, seguridad, buen trato de todo el personal municipal,
de sus moradores, de los empleados de concejo y de sus autoridades.
Los negocios son de primera calidad, sus restaurantes,
todos preparan magníficos platos, compiten para mejorar. Nosotros los de la
Revista “Alma Porteña”, felicitamos a su Alcalde Sr. Don Pío, sus regidores y
a todos sus residentes, por
contribuir en el ordenamiento, ejemplar para que su distrito sea ejemplo de
cultura y seguridad.
Desde aquí les decimos a todos los alcaldes de los
distritos del Callao que asuman todas las ordenanzas emanadas de la alcaldía
del distrito de La Punta – Callao, y LAS CUMPLAN. Estamos seguros que el Callao
en su conjunto será un puerto, ciudad segura y próspera.
LA ANTIGUA VIDA COTIDIANA DE LA PUNTA
Alejada como siempre, La Punta resultaba - y resulta
hasta hoy - un punto lejanísimo para la civilización, que le daba - no sé, les
juro que no sé si seguir hablando en pasado o presente - un carácter
provinciano.
Allá, por el año 1932, existían dos personajes que se
complementaban para traerle a las mujeres algunos de los implementos para sus
labores diarias de bordado. A uno de ellos se le conocía como el Samaritano y
se encargaba de traer todo tipo de cintas, agujas, dedales y demás implementos,
mientras tocaba de puerta en puerta, con su bolsa colgándole en la espalda,
sacando los objetos y vendiéndoselos a los hasta entonces escasos punteños. El
segundo también tenía un nombre extraño, mas no religioso, pero sí netamente folklórico,
se le apodaba el Mercachifle y vendía las telas para los vestidos, que más
tarde, después del lonche, serían confeccionados con las mercaderías que ya
trajo el samaritano o que vienen en camino; la nena salta de la silla, liviano
incendio de costillas frágiles corriendo a la puerta que acaban de tocar.
También por comienzos de los años treinta, antes que
hubiese tiendas o bodegas en La Punta, surcaba a diario el distrito una carreta
cargada con verduras, las que los punteños debían comprar, cuasi obligados,
para ahorrarse el viaje en tren; los privilegiados que tenían auto podían darse
el lujo de ir al mercado del Callao. Solucionado el problema del almuerzo y la
cena faltan el desayuno y el lonche. La Panadería Osiris les facilitaba a los
punteños la dura labor de amanecerse - fatigosa obligación -, ya que ellos
distribuían el pan muy tarde en la madrugada, dejando una bolsa con los panes
recién salidos del horno en la puerta de las casas de los clientes, que
suponemos eran la gran mayoría de los residentes. Junto al pan siempre se
encontraba una botella con leche fresca y también diversos tipos de
mantequillas, que traían otras carretas - esta costumbre perduró por treinta
años, hasta comienzos de los sesenta, cuando niños, ya de otra generación, que
ahora son mis tíos, recogían presurosos por la mañana el pan y la leche para el
desayuno, y seguían corriendo hasta el cuarto de mamá, a la que movían y
movían, para que con ojos legañosos se dirija comprensiva a la cocina a
prepararles un par-de-panes con mantequilla y leche caliente -. Para beneficio
del dueño de casa al lado del desayuno amanecía también su periódico predilecto
- que para muchos es también parte de la primera comida del día -. Los hijos,
adiestrados por el tiempo, preferían no tocarlo, de ahí aparecía algún hombre
de primera línea con dibujos en el rostro y la ropa convertida en arabesco de
colores o el Día D es un avión sobre el sillón, y después correr para esquivar
la tunda
VIDA RELIGIOSA DE LA PUNTA
La vida, y
en consecuencia la historia, se encuentra en un continuo juego con los
designios; dedo de Dios aleatorio que encauza la providencia del espacio
designado y a los hombres que lo pueblan... o lo harán luego, ya enarbolados
por un impulso interno al alma.
La iglesia
de La Punta fue construida en época Colonial, por lo que debió haber sido una
de las primeras edificaciones de ésta; en todo caso es la única que aún
preserva sus funciones iniciales. Las informaciones acerca de la hermandad
fundadora son confusas. Aunque popularmente se le atribuía a los Mercedarios,
otras versiones le anexaban el logro a los padres Dominicos. Serían éstos
quienes reclamarían el terreno en 1923 al gobierno, instancia que duraría cinco
años, cuando toman posesión definitiva de la iglesia de La Punta.
El primer
párroco del distrito fue el añorable Monseñor Leocadio Mendoza. Nacido en
Yauyos, provincia de Lima, recibió una sólida formación teológica, graduándose
como Bachiller en Teología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en
1915, mismo año en el que se ordena como sacerdote y en el que La Punta es
elevada a la categoría de distrito. En 1917 recibe su doctorado. En 1953 fue
nombrado Canónigo Honorario de la Basílica Metropolitana de Lima. Es el
religioso que más años guió la vida espiritual de los punteños. Por su abnegada
labor en La Punta, el Concejo Distrital le otorgó en 1965, año de las Bodas de
Oro distritales, una cruz de oro en homenaje a sus Bodas de oro sacerdotales.
Luis
Vallejos Santoni fue el segundo párroco trascendental en el entorno religioso
del distrito. Chalaco de nacimiento (31 de enero de 1917), realiza sus estudios
en el Colegio "San José" de los Hermanos Maristas. Por largo tiempo
se dedicó a la vida farmacéutica y al estudio de bioquímica. Ingresa al Seminario
tras manifestarle al mismísimo Papa en el Vaticano su deseo ferviente de ser
sacerdote; transcribo una frase que él mismo solía repetir a menudo: "El
Señor me llamó tarde". Es ordenado en 1957. En 1966 se le nombra párroco
de nuestro distrito, labor que cumplió por ocho años, durante los cuales se
reconstruyó la antigua iglesia, con el apoyo íntegro de Augusto Wiese,
levantándose la que hoy todos conocemos. En 1971 se le nombra segundo Arzobispo
del Callao, “continuando su quehacer pastoral en La Punta." En 1974
continúa su misión religiosa como Arzobispo del Cuzco. "Por desgracia, en
la etapa más importante y productiva de su labor, tuvimos la fatalidad de
perderlo definitivamente, en un trágico accidente de carretera, cuando se
encontraba, precisamente, atendiendo la inauguración de una obra de beneficio
para la comunidad, auspiciada y
hecha en colaboración del
Arzobispado del Cuzco, en el muy triste día de junio de 1982.”
FRANCISCO DEGREGORI: LA VOZ
DE LA ITALIA MELÓDICA
(Traducción: Pedro Barro)
Cantantaautor
italiano nacido en Roma 4 de abril de 1951. Cultiva el folk rock. Influenciado
por Bob Dylan, Leonard Cohen, formó banda musical con Antonello Venditti y
Giorgio Lo Cascio, debutando profesionalmente en 1972, ya solo.
Su Lp contiene
Signora Aquilone" ("Kite Lady").
Del año 1973 su álbum Alice
non lo sa.
Bufalo Bill (1976) proyectó
bastante a este famoso artista internacional.
Muy apreciado por la dama
Alessandra Gobbi, y es padre de Marco y Federico.
Lo damos a conocer al lector
peruano, esperando que algún día actúe entre nosotros, deleitando con su canto
de gorrión.
A LOS HISTORIADORES DEL PERÚ Y ESTUDIOSOS DEL BICENTENARIO
POR:
CÉSAR CORRALES DEGREGORI
Desde hace años muchos
connacionales creían que el reloj monumental inventado por el Teniente Coronel
don Pedro Ruiz Gallo y estaba en el Parque de la Exposición de Lima estaba en
Chile, robado por los chilenos que ocuparon Lima el 17.01.1881.
Nuestro Consultor don Ricardo
Pérez Torres Llosa, el autor de las diversas misivas, oficios, notas, proyectos
de ley, que remitimos a las altas autoridades del Estado desde hace tiempo,
decidió saber dónde estaba esta obra de relojería porque está cerca el
bicentenario, además cuando era niño oyó a su abuelita materna doña Filomena D.
V. y a su señora madre doña Leonor T. Ll. D. que el tal reloj estaba en Chile.
En carta de 12.11.2019 consultó al presidente de la república ing. Martín
Vizcarra Cornejo, misiva que siguió el trámite correspondiente, respondiéndome
atentamente el Dr. Rómulo F. Acurio Traverso, Embajador, Director General para
Asuntos Culturales, que había consultado con la Embajada del Perú en Chile y
con el Archivo Histórico de la Municipalidad de Lima, poniendo en conocimiento
nuestro copia de Oficio Nº 208 – 2019 – MML – GC –SPCAVMB de 13.12.2019,
firmado por la Gerenta de Cultura de la Municipalidad Metropolitana de Lima a
través de doña Kelly Carpio Ochoa (Subgerencia de Patrimonio Cultural. Artes
Visuales, Museos y Bibliotecas), quien da respuesta al Oficio Nº RE (DAC) Nº
11-1-B / 201 de 4.12.2019, adjuntado copia de carta fechada el 22.09.1881,
constando de anexos (10 folios).
Pues bien, la documentación se
conserva en el Archivo Histórico de la Municipalidad de Lima para los fines
pertinentes. Así lo dice el Dr. Pedro Covarrubias Llerena, jede de la División
de Biblioteca y Archivo Histórico de la Municipalidad Metropolitana de Lima.
La carta que se conserva está
fechada el 22.09.1881 y la rúbrica el señor J. Bullón, Administrador del
Palacio de la Exposición de Lima, donde estuvo el reloj, al director de dicho
Palacio don Melitón Porras Díaz, haciendo referencia al invento de Ruiz Gallo
que “había estado instalado en los jardines del Parque de la Exposición en el
siglo XIX”, sobre el cual el inventor norteño, avecindado en el Callao, remitió
una carta al honorable Concejo Provincial de Lima de fecha 26.06.1877 para que
lo conserve ya que está cercana “una
exposición industrial y de flores y de plantas”, entonces necesita reparación y
aseo, de lo contrario sería “un feo lunar entre los primeros de los parques que
rodean al Palacio de la Industria, el único monumento que allí se encuentra de
la industria peruana… fruto de los desvelos, fatigas y privaciones de un hijo
de la República”.
La relación “de los diferentes
locales destruidos por el ejército chileno” que se acuarteló en el Palacio de
la Exposición comprendió el reloj monumental, “completamente destruida toda su
maquinaria”, viviendo “en dicho local varios oficiales chilenos “cuya
soldadesca se llevó hasta las planchas de fierro, el mostrador, del hotel que
estaba allí, destrozó las jaulas de loros, gallos, etc., la patera grande, el
invernadero, el palomar, el galpón que servía para chinos.
También destruyeron el edificio
del teatro, saquearon la Biblioteca Nacional, atacaron las sedes de los 2 ó 3
únicos colegios con media de Lima, no respetaron las joyas de arte de los
templos, etc. Unos Atilas. Pero ¿se salvó algo del saqueo, de esa barbarie?
Unas campanas que formaron parte del reloj, otra la hurtaron los chilenos. Como
pidió una campana la Superiora del Hospital de Santa Ana sor Rosa el 20.10.1881
para el servicio del establecimiento, lo solicitó al alcalde de la capital y le
accedieron su solicitud.
Así quedó aclarado el misterio
del destino del maravilloso reloj monumental, una obra maestra, original, que
daba las horas, hacía oír el Himno Nacional, dos soldaditos solían marchar al
ritmo de las horas, ofrecía otras cosas propias del Perú, fue la admiración en
su tiempo de propios y extraños. Y Ruiz Gallo lo ideó en el Callao, donde tuvo
su taller por la calle México, aquí fatalmente murió al explotar un petardo que
preparaba para hacer volar a la escuadra chilena que había bloqueado el Callao,
accidente desgraciado.
Entonces la preocupación, también
la mía, del respetable periodista, literato, dramaturgo e historiador chalaco
don Ricardo Pérez Torres Llosa, fina pluma de lo epistolar, aclarada. Y así
damos a conocer a los historiadores del Perú, a los profesores del curso de
Historia del Perú, a los políticos, la verdad sobre el reloj que estuvo en el
Parque de la Exposición, los ignorantes y salvajes invasores chilenos lo
destruyeron totalmente, debiéndolo pagar si se lo exige al actual gobierno del
cuestionado por su pueblo el oligarca Piñeira.
Se agradece sinceramente la
atención y apoyo de nuestro buen embajador don Rómulo F. Acurio Traverso,
también al presidente ing. Martín Vizcarra Cornejo, quien nos hace el honor de
leer lo que remitimos y da curso, estándole reconocido por esa deferencia.
La Punta,
Callao, 1 de Enero de 2020
“ALMA PORTEÑA”
ALGUNOS VECINOS NOTABLES DE LA PUNTA
El distrito de La Punta cuenta
con personajes destacados, vamos a presentar a algunos, en ellos a todos los
que son la historia de este antiguo distrito chalaco.
Tenemos a quienes aún viven,
asimismo a quienes ya no están entre nosotros.
La ciudad balneario orgullosa de
cada uno de sus valores, representantes de lo que asumieron como personas
productivas.
¿Cómo no mostrar a Rosa Zagal,
famosa pintora, exalumna pradina además autora de hermosas pinturas? Su casa
actual, donde estuvo el Magestyc, toda una galería.
Enseguida está, aparte de Jorge
Trisano Carreño, exalumno marista y dosdemayino, ex autoridad edil, toda una
institución punteña, cuyo cerebro sabe bastante, igual al de su coterráneo
Mateo Mandún, del viejo Callao de las calles empedradas, de las familias
nativas o extrajeras, de los gustos, entidades, tradiciones, callaquenses,
etc., el abogado, novelista, ex dicente de teatro, Alberto Tocunaga Ortiz,
quien ha ocupado altos cargos ejecutivos públicos, exalumno dosdemayino,
gardellista, y de la San Martín de Porres, autor de las leídas “El Corralón”,
“El Tercer Testamento”, “Los Coolies”. Vecino del sector en el que se exhibe el
delfín.
Alguien cuya madre hizo época e
historia, ahora ocupa otra galaxia, la señorita Josefina Théves Arana, la
primera recepcionista de la CPV. Ella con mucha pena, delicadeza, recordaba a
su señora madre, la que cuadró al presidente ecuatoriano.
¿Qué decir de Luis Giampietri
Rojas? Exalumno marista, ascendió al altísimo grado en la Marina de Guerra. Fue
congresista de la república, primer vicepresidente del Perú, ocupando
interinamente a veces el mando supremo. Autor de un libro sobre lo que pasó en
la embajada de Nipon en Perú, donde experimentó el vivir de un rehén. Integró
al lado de Luis Bedoya Reyes, Moisés Woll Dávila, Virgilio Airaldi, Fano,
Ricardo Pérez T. Llosa, otros connotados, la Junta de Vecinos Notables del
Callao. Posee una hermosa residencia solariega.
Don Virgilio
Airaldi Panetiere, una personalidad. Sobresaliente casaca roja. Fue alcalde del
distrito. Un honorable. Ocupó importantísimos, y muy altos cargos en el Cuerpo
General de Bomberos Voluntarios del Perú. Tiene escritos varios que son
valiosos. Desempeñó cargo ejecutivo para la firma Cogorno. Su hija, Edda,
socióloga, exalumna del “San Silvestre”, sigue sus pasos, siendo la primera
mujer bombero del Perú, además preside el Comité Patriótico del Bicentenario –
Sector Callao.
En la Punta llegaron a residir
Alfonso Tealdo, Bruno Espósito Marzán, periodistas; el doctor Llosa Pardo, el
embajador Jorge Stiglich Benvenuto, familiar este caballero del nauta mercante,
buen matemático, don Santiago Felipe Pérez, de doña Julia Montes Jiménez; el
empresario Herminio Cogorno, exalumno marista, filántropo, querido clubman del
“ Miguel Grau”; la arqueóloga, exalumna del “León Pinelo”, que fue secretaria
del Insituto Raúl Porras Barrenechea, dibujante, sanmarquina, Rebeca
Fshnaiderman Lara; los Sabogal, el médico Parodi, facultativo de los pobres,
exburgomaestre de este apacible distrito adonde suelen llegar todas las aves
del mundo; los Spallarossa, cooperadores del colegio italiano de la localidad.
Destaca desde su acogedor
ranchito del jirón Medina la apreciada docente, exalumna del “General Prado”,
de la Facultad de Ciencias Económicas de la PUC, doña Constanza Hurtado
Martínez, directora que llevó adelante el C.N. “Heroínas Toledo”. Es autora de
una obrita acerca de la historia de esa alma mater. Gran mujer chalaquista.
Historiadora, combativa pluma contra la
corrupción, doña Carmen Mc Evoy, bellavisteña, exalumna del colegio “San
Antonio” (el de mujeres). Tiene maestría en Historia. Egresada de la Pontificia
Universidad Católica del Perú y de la universidad de San Diego (California). Es
docente. Hincha de la “U”, admiradora de Gandhi, vecina del sector de Cantolao.
Autora de “En pos de la república. Ensayos de historia política e intelectual”,
entre otros libros.
Residió un tiempo, aquí
falleció, el historiador Cúneo Vidal, estudioso riguroso de la vida de Pizarro
Gonzales. Celebridad.
Una de las reinas de belleza del
Callao, la dama Pérez Salmón Iturbe, hija del Teniente Coronel, ex diputado
urrista por el puerto, Leopoldo Pérez Salmón. Hermosa, elegante, fina,
representó bien a su terruño, desde niña.
El médico, político, periodista,
Alberto Secada Sotomayor, alcalde, legislador, otro de sus ilustres vecinos. Y
a él se debe la distritalización, que la aceptó el presidente de la república
don José Pardo y Barreda, primer ahorrista de la Caja de Ahorros de Lima,
exalumno del primer colegio particular y alemán del Perú: el Instituto de Lima
(colegio “Lima San Carlos”) cuando funcionó en la Casa de la Micheo.
La actriz teatral, exalumna del
Club Teatro de Lima y del colegio chalaco de monjas salesianas “María
Auxiliadora”: Edith Boucher, quien codujo una sección de “Miscelánea Familiar”
dirigido por la actriz Loui Pastor, a través de las ondas de Radio Nacional, al
lado de su coprovinciano Ricardo Pérez Torres Llosa.
El autor de “Luna de Cangrejos”,
relato novelesco de Musso, agente de aduana, tenía las oficinas antes de llegar
a La Matriz, enfrente del casón donde vivió un pariente del compadre de Bolívar
Palacios, luego el marino Mariátegui. Buen punteño.
Sarah Ampuero de Mendizábal,
poeta, natural del histórico departamento del Cumbe, hija de chalaca, abre las
puertas de su regia casona a la cultura. Un tiempo ejerció el cargo de
Gobernadora. Organizadora de recitales, presentadora de libros, fomentadora de
talleres literarios, fina mujer, una sensibilidad.
Imposible olvidar a don Otoniel
Villamonte, el tenor de los variados aires musicales, desde la ópera, la
zarzuela, el tango, al vals, etc. Ha
sido regidor, hombre de empresa, es rotario de ley. Un señor de señores.
Descendiente de un benemérito de la patria, sobre quien ha escrito el
dramaturgo porteño de “El Combate del Callao o La Inmortalidad del Héroe”,
primo de Eduardo Llosa Rojas.
El sacerdote Leocadio Mendoza,
querido párroco de La Punta durante varios años. Esa iglesia lo albergaba. Fue
profesor del curso de Religión del colegio nacional “Dos de Mayo”. Bautizó a
cantidad de niños punteños.
Wiese, Valle Riestra, Roel,
Mandriotti, Torchiani, Magnani, Medelius, Fortunic, Chirinos, Petrozzi,
Gordillo, Zanetti, apellidos sonoros, entroncados a inmigrantes que allí
asentáronse, del admirado balneario. Algunos de sus integrantes fueron
autoridades locales o de la provincia litoral.
A propósito de los Fortunic,
destacar a la estudiosa Fortunic, autora del interesante trabajo de
investigación “El Señor del Mar y el Espacio Sagrado Prehispánico. La Isla San
Lorenzo”. Dama de talento. Muy vinculada al Museo Naval.
Fue el gran amor de Alfonso de
Silva, el íntimo de César Vallejo Mendoza. Ella nació en La Punta el
16.03.1898, se trata de Alina Lestonnat Cavenecia, ésta descolló fuera del
país, en Paris, Francia, principalmente, aparte de otras urbes europeas. Llegó
a cantar en “El Garrón”, cabaret de Montmartre, con Gardel, hasta filmó
películas junto a la Baker, a Chevalier. Bellísima mujer, actuó en el Forero el
25.01.1925 estrenando la suite “Instantes” de su consorte, “el bello amado de
las mujeres”, también ser figura del Palace et Empire de París.
Huapaya, uno de los primeros vecinos.
Hombre humilde, decente pescador, a él se debe la veneración a la inmisa,
huella que siguieron el esposo de la generosa, amable Marina Wong, aun el
recordado Santiago Parodi Ramírez, el demócrata cristiano del ayer, corazón de
Camuchita Negrete.
La lista sobre punteños de cepa
muy larga. Gente de prosapia todos. Algún día saldrá un volumen recodándolos, a
toditos. Conviene. Así como también uno referido a los chucuitanos, el barrio
de los Mussio, de Trippe, de los Pinglo Fonseca, del general Carrera Iglesias,
de la inolvidable arquitecta y pintora Eleonora Patiño Patroni Baronio, un buen
referente de la plástica, del dibujo de vanguardia, a partir del sexismo
simbólico. Exalumna del colegio “América”, ora vecina de San Isidro. Y otro
tratando de los bellavisteños, porteños, chacaritenses, carmenlegüinos,
ventanillences. Especialmente para el bicentenario, ya, como se dice, fecha a
la vuelta de la esquina, asimismo el cambio de posta presidencial, esperándose
gane el Frente de Reivindicación de Acción Soberana (FRAS), a la cabeza don
Wenceslao Pérez el incorruptible, como Robespierre.
SERIALES QUE ESPECTABAN LOS PUNTEÑOS
Por: Tito Roca
Aparte de los de la provincia
litoral del Callao, su distrito de La Punta también gozó del séptimo arte.
Entre las décadas del 30, 40,
50, 60, estuvieron de moda las seriales, películas de acción exhibidas por
capítulos cada semana, o sea, del 1 al 3 ó 6, del 6 al 12, del 12 al 15,
triunfando el bien sobre el mal.
Pero estos seriales contenían el
mensaje de las productoras capitalistas.
Eran espectaculares, en blanco y
negro, pudiendo ser de tipo policial, terroríficas, western (cowboys), de
ficción, de aventuras.
Recuérdese “El Imperio Maldito”,
“La sombra que mata”, “La sombra del Águila”, “El Imperio Submarino”, “La Selva
Africana”, “La Isla Misteriosa”.
La Punta contó con sus cinemas
“Magestic”, frente al mar, donde ahora está el restaurante Challwa, vecino de
la casa de la pintora Rosa Zagal; y al que llamaban los muchachos “La Punta” de
la calle Medina, donde se tiene hoy un solar, llenándose cuando la cartelera
anunciaba una cowboy de “Los 3 Valientes” (John Wayne o Bob Livingstone, Duncan
Renaldo o Ray Corrigan, Bob Steele, Raymon Hatton), “El Rey de los Hombres
Cohetes”, “la Invasión de Mongo” con Flash Gordon, “Las Aventuras de Batman y
Robin”, etc.
Algunos seriales presentaban lo
tecno-científico que hoy es realidad, como es la computadora, el viaje al
espacio, etc.
Los espectadores, sobre todo los
muchachos, solían aplaudir al actor estrella, “el joven”, yendo al rescate de
la muchacha o defender a un pueblo, o sacudir al bandido.
Filmes pues del recuerdo.
S.M. Elsa Pérez Salmón Iturbe
¡¡¡… DOS VECES REINA!!!
Por: Leonardo de Montenegro
La belleza de Elsa
Pérez Salmón Iturbe conquista el aristocrático balneario de La Punta. En 1942
su hermosura y simpatía la hace obtener el título de “S.M. La Punta”, en 1944
el cetro de “Su Majestad Callao”. Por aquel entonces a las reinas de belleza se
les denominaba Su Majestad – S.M.
La joven punteña
destacó por su admirable porte, además por su elegancia femenil. Quienes la
conocieron en vida refieren que fue dueña de una franca sonrisa y simpatía, de
una personalidad afirmada, que la acompañaron hasta sus días finales.
Cien por ciento
punteña. Honorable chalaca.
Nace el 25 de mayo
de 1920 en el distrito de La Punta y fallece el 18 de abril de 2013, a la edad
de 93 años. Fue hija del Teniente Coronel E.P. don Leopoldo Pérez Salmón,
diputado por el Callao durante dos parlamentos entre 1939/1945, quien logró
entre otras cosas los terrenos para los colegios nacionales “General Prado” y
“Dos de Mayo”. María Luisa Iturbe de Pérez Salmón, la hermosa chalaca, casó con
don Víctor Velásquez Fernández Dávila, con quien concibe cuatro hijos varones:
Víctor Leopoldo, José Luis, Dante y Alberto.
Sus padres se
establecieron bajo el cielo de La Punta desde 1917 en la casa ubicada en Sáenz
Peña Nº 360, sus hermanas fueron Ena, Elia Eda, Alberto, Jorge y Oscar.
Elsa Pérez Salmón,
desde niña, mostró encomiables perfiles de simpatía, en 1928 fue damita de
honor de la primera dama de honor de la primera reina del Perú, Emma Mc Bride,
durante los carnavales de Chucuito, Callao, cuya fotografía exhibimos porque la
consideramos una reliquia histórica de los concursos de belleza del Callao y
del país de los años de prosapia.
Señorita Josefina Théves Arana
Por: Risato Dorresllo Rezcarpé
Esta dama, una
guapa que fue distinguida vecina de La Punta durante muchos años, después de
residir en la calle La Mar al regresar de Guayaquil con su señora madre.
Nacida en Lima, muy
niña viajó a Ecuador, a Guayaquil, donde doña Beatriz Arana Villacorta se
desempeñaba como empresaria, experta en el ramo hotelería, como lo fue el señor
Dívizia (esposo de una de las Villacorta).
Regresaron al Perú
al estallar la guerra de 1910.
De su madre
(hermana de Griselda, del militar Antonio y de Manuel el sacerdote, hijos de
don Manuel Villacorta; relacionada con el famoso Dr. Arturo Osores Cabrera, el
prócer José Santos Figuera Villacorta, tía de Filomena Díaz Villacorta, sobrina
del poderoso hacendado chotano don Rudecindo Villacorta) se cuenta esta
anécdota. Cuando el presidente ecuatoriano Eloy. G. Alfaro, militar, reunió a
lo mejor de la sociedad peruana en los salones de palacio para anunciarles la
mala noticia, quiso bromear con la imponente Beatriz, aunque no muy alta; pero
enérgica, diciéndole que el guiso de gallina había estado exquisito, ella le
respondió que en su Perú los monos se cocinarían mejor.
Josefina sonreía al
recordar ese suceso, sonrojándose.
Fue pues ella
(mujer bien conformada, de un tono de voz muy agradable, blanca como el papel
bond, de piernas contorneadas, elegante para vestir, muy querendona con sus
primas Consuelo, Victoria y Leonor Griselda, chalacas, a quienes solía visitar
periódicamente) la primera recepcionista que tuvo la Compañía Peruana de
Vapores, conociéndola entre otros el contador y poeta Carlomagno Lombardi, el
Capitán de Travesía don Humberto Montes Romero, dando fe que esta inolvidable
punteña era una dama muy fina.
Como la mamá
provenía de altos círculos sociales, quiso lo mejor para su hija, la que llegó
a pasar los ochenta años de edad para fallecer víctima de los achaques del
corazón.
Imposible olvidar,
a los cien años de La Punta, a esta buena cristiana, responsable laborista del
Estado, excelente mujer, punteña a carta cabal.
Lo que es la vida,
más tarde laborará para la CPV una de sus jóvenes sobrinas, también chalaca,
exalumna del colegio “María Auxiliadora”, la señorita Raquel Maza Baza, de la
levadura de los Villacorta de Chota como el alcalde Damián que no permitió que
Chile se aprovechara de su zona de valientes.
Ahora Josefina
Théves Arana, hija de francés con peruana, está entre los brazos del Gran
Hacedor del Universo.
Una foto de Courret
ha perennizado a la señora madre de la señorita Josefina.
OTROS VECINOS DISTINGUIDOS DE LA PUNTA
Por: John Mackey
Don Arturo Suito Belgrano, hombre de empresa y público, quien desempeñó
varios cargos de índole política en el Callao. Descendiente del prócer
argentino Belgrano. Fue candidato a senador el año 1962. Colaboraba también
publicando artículos con crédito suyo sobre temas diversos. Muy apreciado
dentro de la sociedad chalaca.
Teniente Coronel don Leopoldo Pérez Salmón, chalaco, gran
vecino, honorable militar, representó muy bien al Callao como diputado de la
Unión Revolucionaria. De ilustre prosapia. Su vida y obra conocerla leyendo “El
Alma chalaca del Patriarca”, la biografía de esta personalidad escrita por Ricardo Pérez Torres Llosa.
De La Punta asimismo los Piaggio, los Lanatta, empresarios conocidísimos. Uno de los Lanatta, exalumno del “América”, llevó con nosotros el curso de
aritmética el vacacional que dictaba el C.N. “Dos de Mayo” a los aplazados de
planteles particulares. También la hija del presidente Miguel Sánchez Cerro,
quien fuera Gobernadora.
La Lic. Antonieta Areco, exalumna del colegio “Santa Margarita”,
condiscípula de Ángela Neglia, poeta, pedagoga. Bibliotecaria profesional. Fue
decana de su Orden.
Luis Quiñónez, exalumno marista. Pasó por la Escuela Militar de
Chorrillo como cadete, siendo compañero del coronel Alberto Dávila Linares, el
dilecto “Chino”. Ocupó alto cargo en Backus, luego en la Municipalidad del
Callao, ahora lo tenemos en La Puna, apoyando la gestión del alcalde Pío Salazar Villarán, otro activo
vecino. Escribe temas costumbristas sobre su admirado Callao. Fue el secretario
de la Junta de Vecinos Notables del Callao. Practicó el básquet con “el Chino”
en el Bilis.
Miguel Cordano García, exalumno salesiano del “Don Bosco”, además
un cooperador. Hombre de empresa. Muy devoto de María Auxiliadora.
El literato Tealdo Zazzali, nieto del periodista Alfonso. Metido en la
historia. Cuenta con trabajos éditos.
Alexander Bazán, “Promoción”. Fue autoridad política del Callao
(Prefecto). Dueño de un casón de 1857 que sobresale cerca del diario “El
Callao”. Exalumno del histórico colegio “Lima San Carlos”. Uno de sus hijos,
durante la gestión edilicio del vecino José Risi, ocupó el cargo de Teniente
Alcalde. Profesional de las ciencias económicas.
Del “Lima San Carlos”, primer
colegio particular de la república y alemán, hay otro egresado punteño, muy
jovencito durante el decenio del 60. Así como del antiguo e histórico colegio
SS.CC. de Belén distinguidas damas que son sus exalumnas. Una del nacional
“Rosa de Santa María”, también de la década del 60.
Ciro
Castillo Rojo, médico, político, residiendo enfrente
de la Parroquia.
La simpática arqueóloga que hace
poco postuló a la alcaldía del distrito.
El recordado Sigfrido Montes de Oca, ingeniero
sanitario, crack del fútbol, además entrenador, exalumno marianista. Vivió en
la calle García y García.
Peñaflor, dosdemayino, profesor de secundaria. Fomenta en su
restaurante, sito en la acera donde estuvo el de Roncal, la gastronomía basada
sobre productos muy nacionales.
Fueron Prefectos del Callao: Wilfredo Fanio Salazar, José Gambetta S., Elmer Gonzales Peláez (profesor de matemática).
Doña Maruja Company de Roel, quien ocupó la alcaldía de La Punta. Hija
del profesor dosdemayino Jorge Company Pérez, recordado vecino de Chucuito.
Como olvidar a “Chaqueta
Piaggio, destacado músico de rock, son, salsa estilo Blades.
La revista “Centenario” sobre La
Punta que editaron Ricardo Pérez Torres Llosa – Abel Yataco Espinoza contiene
buen material acerca del bonito balneario chalaco, donde residen los
chacaritenses Raúl Rosasco Castillo,
Vargas. Tenerla en la hemeroteca de
casa.
JOSE RISI CARRASCAL
Ex Alcalde de La Punta
LOS HERMANOS WONG
Los chinos llegaron al Perú a la
mitad del 800, corriendo el siglo XIX. Y los asentaron no sólo en Lima cercado.
Fueron los coolíes, gente de la
trenza larga, del andar apuradito, el hablar como si estuvieran peleando. Todos
de origen campesino.
Los chinos al inicio no gozaron
de tranquilidad ni de aprecio.
El tiempo después los integró a
la peruanidad.
Entre las familias herederas de
las admiradas tradiciones del Imperio Celeste, que valorizó el mongol, figuran
los Wong.
El primer barrio que escogen,
una vez que pasó el tiempo de los contratos, fueron los Barrios Altos.
Los Wong tuvieron varios hijos,
todos ellos más tarde emprendedores.
El negocio, la venta de cosas
útiles a los hogares diversos, les servirá para ir consiguiendo una economía
familiar segura.
Así fue como Marina, aprendiendo
de la mamá, al establecerse en La Punta, lanza sus excelentes potajes sobre la
base de pescado.
Pero el hermano Ricardo ha de
proyectarse más, el larga vista la extiende hacia la economía de la alta
producción, forjando empresas que lo convertirán en potentado hecho a pulmón,
además será filántropo. Es hombre sensible. Y ese espíritu ejecutivo, de
empuje, quiso ponerlo como modelo de vida para el Perú, por eso intentó llegar
a la presidencia del Perú, no siendo recíprocos esos a quienes apoyó cuando se
lo solicitaron. Buen hombre.
Estos Wong, los hijos, hoy de
edad, son peruanos, limeños. Se trata pues de una familia asimismo de
intelectuales. Hay una hermana que escribe libros, un sobrino que tiene
cátedra, inclusive publicaciones varias dentro del campo literario e histórico.
Estamos ante personas de buenas
entrañas, fraternales, del buen trato, formada en valores.
Marina quiere y admira mucho al
hermano Ricardo, aprecia a Oscar, el que está junto a ella en el “Marina”, el
exclusivo de La Punta, un caballerazo. Y don Ricardo, pese a estar soportando
la enfermedad de los años, que la enfrenta con altivez, no deja de visitarla, o
de llamarse.
La madre de ellos aún vive, son
su orgullo, el brillante de la unión hogareña.
Es un honor conocer y sentirse
apreciados por los Wong.
Buenos descendientes, positivos,
de los inmigrantes chinos que llegaron al Perú para hacerse de un mejor
destino.
RELATOS DE
BAHÍA
Por: Riwe Petollo
César Corrales
Deggregori, Ricardo Pérez Torres Llosa, Jorge Trisano Carreño, Segundo Robles
Escalante, en el exclusivo “Marina” de
La Punta, enero de 2020
Frente al mar soleado, entre
vasos de chica morada helada, charlábamos Segundo, César y Jorge, mientras
sonreía a una distancia Oscar, bajo el acogedor “Marina”, para luego degustar
un suculento sudado a punta de ajo.
Recordamos
el Kursall al estar en el sitio donde nos encontrábamos, el Malecón Pardo, hoy
que ya no existen los Baños Municipales ni el Espigón, que lo distinguieron,
mientras a una distancia, como a 50 metros, estaba la Pérgola, y a 20 metros de
ésta la Media Luna. Pero en la Punta Punta fijado el casino, sede actual de la
Escuela Naval, sitio que permitía la salida al Malecón Figueredo.
Jorgito
Trisano, quien tiene una memoria de oráculo, nos manifestó que el muelle de la
Escuela Naval era de columnas, al final de esta construcción tenía el pito de
las 12, precisamente a esa hora sonaba oyéndose incluso en todo el Callao.
Épocas no muy lejanas a los años 20.
Además,
el único desagüe de La Punta, en esos tiempos de la sarita, del pedido de mano
con timidez, era el conocido como “el cacanero”, que salía a 100 metros de la
Escuela Naval, yéndose todo el desecho al mar, cuando ya los coolíes no
recorrían las calles anunciándose con su balde y palo de medida de aguas
servidas.
Toda
la playa era playa, libre totalmente. Año 1936 o antes. Y no existía ningún club,
exceptuando al Club Independiente La Punta, el cual sí operaba en el cuarto
piso del edificio Tovar, frente a la laguna, reuniéndose a partir del 40 la
muchachada para jugar fútbol en la Cancha de la Calavera, frente asimismo a la
laguna. Puede recordarse a Nino Arrarte, Memo Mayoshi, Mario Martínez, Lucho
Balbuena, José Britto, Orestes Chiabra, Otto Zigler Raygada, el propio Jorge
Trisano Carreño, el tradicionalista alista del balneario.
Lo
que ahora es la Playa Gálvez, años atrás era un montículo de piedra chancada.
Quienes iban al astillero Fierro Medina, situado antes de llegar al hotel
Península (ora ubicado aquí Imarpe), final de La Punta, entrada de Chucuito,
son testigos.
Interesantísimo
dato. Aparte de que las casas de Cantolao datan de tiempos ha, sin edificios el
lugar, algunos de las susodichos de unos 5 metros de altura, cada bocacalle del
balneario, como More, Medina, etc., tenía su propia playa, siendo la playa de
familia, porque el mar las colindaba. Así, familias como los Madueño, Ronald,
Arenas Loayza, Trisano, llegaron a gozar de ese privilegio natural.
La primera farmacia que se
tuvo, la del año 1936, de don Oscar Trisano Carrasco. Desde la calle Zaragoza
(hoy Larco) atendía. Ella permitirá a Jorge la creación de su “La botica de la
abuela”, relato de los remedios caseros del ayer.
Difícil
olvidar aquellos alfajores de manjarblanco y miel, los “Veneno”, ni los “Rico
Rico” (pastelitos de manjarblanco), tampoco los “Guargeros” (chocolates que
vendían unas afros alegres).
Solar
de la reina de belleza Zoila Lyon, contó con la Playa de la Virgen. ¿Dón de
estuvo? Pues a la espalda del edificio que hoy se luce en el Malecón Pardo, en
ese tiempo del 30, 40, 50, inexistente. Todo eso era mar. Y desde antes de que
La Punta sea la residencia de los genoveses que se domicilaron a lo ancho,
largo, de La Punta, italianos que mantuvieron nexos de respeto con los
sicilianos de Chucuito, distinta esa relación a lo que se daba en Italia.
Al
no contarse con mercado, venía la carreta de la mula trayendo las verduras, el
pan llevar, surtiéndose el ama de casa de las cosas esenciales para la mesa.
Pero a las 5 de la mañana llegaban el conéjo y la conéja, los esposos que
traían los panes de la panadería Osiris (la de la cuadra 10 de la calle Lima,
cerca de la cafetería – lechería Altet) dejándolo en la puerta de las casas.
Llegaban el pan de tipo cachito o el “pinganillo”.
La
cuadra 6 de Bolognesi albergó a la escuelita de la señora Isabel, impartiéndose
la instrucción inicial, después pasaban los chicos al de La Reparación de las
monjas. Ya la secundaria podían hacerla en el Saint Joseph de los Hnos.
Maristas o en el salesiano “Don Bosco” o “Santa Margarita”, o en el nacional
“Dos de Mayo”, o matricularse en alguno de Lima.
Para
salir fuera de La Punta, existió el medio de locomoción eléctrica, el tranvía.
Se impuso a principios del 900. El de la Colmena a La Punta, o sea, el de Lima
al Callao, venía directamente. No subían ambulantes. De cuello y corbata el
motorista y el cobrador, aparte de los inspectores, y muy respetuosos. El
inspector era el que picaba el boleto o el abono, de uso mensual. Otra línea,
local, dentro del Callao, fue el Urbanito, llegaba hasta el sitio del Club
Regatas Unión.
El
apreciado Párroco don Leocadio Mendoza llegó a utilizar los servicios de estas
máquinas de fierro.
Su
municipalidad, el local, del año 1915. Primer alcalde, el Comandante AP don
Ramón Valle Riestra. Y era vecino distinguido.
Ese
año 1915, el que vio nacer a doña Leonor Griselda Torres Llosa D.,
apadrinándola en antigua iglesia de Lima la Srta. Luz Mariátegui y el señor
Julio César de los Ríos, quienes la llevaron en calesa, fue instalada la
comisaria, al costado nomás de la casa municipal. Su primer cuerpo policial
conformado así: Comisario, sargento Vargas, cabo Otero, guardias Ugarte y
Azabache. Con esta dotación empezó su funcionamiento. Después apareció el
suboficial Sifuentes, más tarde el teniente Bernal, tras el levantamiento
armado del 3.10.1948 el capitán Manuel Segovia. Posteriormente ha de
conformarse el Comité Cívico de la Guardia Civil, el que para agencias fondos
pro local organiza kermesse, bingos, teniendo éxito. A la entrada del distrito
levantada la moderna sede, cuando era Director General de la Policía don Jorge
Vargas Palomino y de la Región del Callao el coronel Agurto Ravines.
Trisano
nos da a conocer la época en que la atmósfera parecía estar vestida de fiesta.
De una limpieza como para cantarla al modo de los minstrel medievales. El cielo
se presentaba estrellado, bonito. Hasta solían verse las 3 Marías, de vez en
cuando un aerolito. El cielo punteño muy despejado, lo que ahora no ocurre.
De
cines, el Frívoli, de la calle Medina. Aún existe el predio. Fue el hotel
Razilla. Razilla el dueño. De data también antigua. Más para los extranjeros estuvo
a su servicio el ubicado por la Arenilla. En el Internacional, donde ora
tenemos la Arenilla, ofrecido a los judíos, Martinot lo administraba.
Respecto
a los carnavales, el Regatas Unión el sitio de la diversión, del baile. Las
tarjetas había que comprarlas en la municipalidad, las de tono rosado
correspondiente a las damas, las de color blanco a los caballeros. Los
disfraces de piel roja, pirata, damas antiguas, se importaban. De noche esta
celebración. No faltaban los chisguettes de éter: el de “Amor de Colombina” y
el “Pierrot”, ni las serpentinas con sus leyenditas. Además, nadie tocaba las
cosas dejadas. Ninguna pérdida. El respeto por las personas y la propiedad.
Tres días de carnaval duraban las comparsas. Los bailes, los de la moda,
comprendían boleros, paso doble, guaracha, tango, bolero tangueado, valse. A la
Fiesta de Miércoles de Ceniza, por lo general de noche, bajo el techo del
Rivera Palais, solamente concurrían las empleadas del hogar. Casi un exclusivo.
En cuanto al entierro de Ño Carnavalón, escogida su morada eterna, el Malecón
Pardo, donde la viuda será la estrella del espectáculo, leyéndose el testamento
del Ño, divertido.
Cabe
decir que las bancas del Malecón, sus espaldares aceptaban la caída sutil de
las campanillas, flores delicadas, dándole color impresionista al paisaje. No
faltaron aquí los maceteros. La gente en verano hacía paseos hasta las 12 de la
noche o más porque el clima ofrecía frescura.
La
gente de La Punta de esos tiempos dorados era toda una familia. Con relación a
la playa, la de Cantolao de preferencia para los punteños. A la del malecón
concurrían los de afuera, principalmente durante la estación veraniega.
En
los bajos del Kursall estuvo Hilario, el vendedor de los helados D´onofrio. Al
frente del Kursall el kiosko de Bartolín Almeyda, el de las butifarras de jamón
que costaban cada una medio centavo, acompañándolas con la Kola Chalaca, la de
Barzotti, al valor de un real.
Por
Cantolao un suizo vendía el chocolate Nestlé. Traía una etiqueta con fotos de
artistas para coleccionar. Interesante.
Otro
dato curioso de los postaños de la primera guerra mundial. En La Punta cada
bodega, a cargo de chinos, tenían sus frascos un número (de almanaques
pegados). Así, lo del frasco N° 1 valía un chico, podría contener caramelos de
perita o los rellenos de fresa. El 2, el 3, 4, etc., con otras golosinas.
De
esa manera iba haciéndose la historia costumbrista de un rincón pintoresco del
Callao litoral.
Sin
embargo, esa clase de historia debe contar con sus cronistas, La Punta tiene
uno que marcha con dos siglos encima, lúcido, jovial, entero. ¿Quién es? Pues
el dilecto Jorge Trisano, chalaco que ha vivido entre y bajo remedios
tradicionales, de ahí esa fortaleza de buen roble, llevando calidad de vida.
La
Punta viene a ser un especial de arquitectura encantada.
Santa
María, Lima, Enero 2020
“Nueva
América” (Agencia de Prensa Alternativa)
Corresponsal
COMITÉ PATRIÓTICO DEL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DEL
PERÚ, PROVINCIA CONSTITUCIONAL DEL CALLAO
JUNTA DIRECTIVA
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