LA MALDICIÓN DE UNA PRIVADA: ODEBRECHT
Por: Ricardo Pérez Torres Llosa
(Exclusivo para “ALMA PORTEÑA”)
Esta empresa, creada en Brasil, una transnacional del magnate Marcelo
Odebrecht, llegó al Perú durante la década del ochenta.
Fue otro producto del sistema crematístico mundial
Aquí operó su filial Odebrecht Perú Ingeniería y Construcción S.A.C., la
cual ha firmado un acuerdo con la Fiscalía de la Nación para resarcir los daños
cometidos. Pero esto no es sino una luz de bengala. Qué tal arreglo.
A estas alturas inaceptables considerar los acuerdos de confidencialidad,
los perdones, ni siquiera el D.L. 13.01
La susodicha, con el propósito de conseguir mayores ganancias, recurrió a
los manejos sucios de la corrupción, comprando conciencias, como se dice,
rompió mano, coimeando. Y en sus redes, siendo ya una mafia, cayeron políticas,
empresarios, periodistas, publicistas, no sólo de su país, donde reventó el
chupo después de la gestión del proletario Lula, inclusive manchó al partido de
éste.
Desde el año 2014 el caso “Lava
Jato” era comidilla de titulares, en especial al caer Leo Pincheira, quien
fuera presidente de la Constructora OAS.
La empresa capitalista monopolista busca las formas de actuar dentro de
la esfera industrial, comercial, etc. La mayoría opera presionando a las
autoridades tenemos así a ésta, la Odebrecht metida incluso en el problema del
peaje de Puente Piedra.
Ahora, gracias a los adelantos de la tecnología, de la información
digital, distinta a la de pasadas épocas, o sea del 70 hacia atrás, se sabe en
menos de un minuto lo que sucede dentro del mundo. Asunto pues de la llamada
globalización, nuevo término del imperialismo.
La Odebrechtomanía resulta un escándalo que rechaza el Perú de hoy, su
ciudadanía decente.
Toda la gente asombrada, lo mismo le ocurrió a los cariocas del 2013 al
enterarse de la cuestión “Lava Jato”, que la policía investigó. También a los
12 países de nuestra América donde la Odebrecht desembolsó 788 millones de
dólares para sobornar.
Si las investigaciones al respecto son serias, ganan tiempo, van a rodar
muchas cabezas de quienes se
consideraban morales, transparentes, cucufatos,
tremendos bribones a los que le espera la cárcel; pero mejor sería el
fusilamiento con valor agregado a favor de los bancos de donantes.
En el país de la samba, 77 colaboradores listos a despacharse botando la
inmundicia de la corrupción que los hizo cómplices. Tarea ardua para el juez
Sergio Moro, sugiriéndole ver el film “Z”
Desde el régimen de Belaúnde hasta el de Kuczynski cubre la sombre
siniestra de Odebrecht. Vale decir, metida en cada gobierno que empezó de 1980
hasta el de turno corrompiendo a los buscadores solamente de lo suyo, a
funcionarios de toda índole, no importándole a éstos el bienestar, la seriedad,
del país.
Interesada por el oro negro, el gas, el agua, las construcciones, etc.,
fue poco a poco estirándose como una serpiente, pues se creía inmortal, un día
sin embargo la descubrieron cuando parte de sus miembros fallaron porque el
delito nunca pasa desapercibido.
Razón le asiste a los de las iglesias al decir que Dios castiga lo malo, no tarda una vez que
señala su índice.
Aquel día de la tarde negra, Brasil voló por los aires. Un Bing bang.
Enseguida comenzaron las reventazones a lo largo de otras naciones.
¿Sólo 29 millones o 30 de soles en calidad de devolución al Estado peruano
por las ganancias ilegales que obtuvo, del 2005 al 2015, producto de obras
públicas?. Los daños, los perjuicios, cometidos contra el Perú son mayores. Del
tamaño del Himalaya. Esa suma no nos desagravia.
Odebrecht ha atentado contra la soberanía, la moralidad, de las gentes de
los pueblos, de la civilización. Punible comportamiento de una empresa de las
privadas del planeta.
¿Qué merece la antedicha? Indiscutiblemente está descalificada.
Su presidente tiene ya que cantar claro, echar a todos los corruptos,
salvarse del infierno si desea partir hacia el purgatorio. En este instante
vive ensuciado tras haber vivido como un Midas orgulloso, indolente, luciendo
pecho de pavo.
Exige el Perú sanciones drásticas, sin excepciones, para estos
delincuentes del terno, ambo y corbata, enemigos del Estado, traidores a la
patria, “sepulcros blanqueados”. Peores que esos consignatarios del guano del
XIX.
¿La comisión “Lava Jato” del congreso de la república es confiable?
Lima,
Enero del 2017
“NUEVA
AMÉRICA”
(Agencia
de Prensa Alternativa)
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