En Lima y Callao los patrones y mandantes son tontos y ciegos, pues no ven los riesgos de vida que corre cada trabajador (hombre o mujer o niño) que limpia o mendiga en la ciudad.
Como cada trocito del país se viene manejando o administrando como un feudo y el señor feudal no sabe comer, los mendrugos que caen de su mesa los da a quien le da la gana y como le da la gana, atropellando la vida y la salud de los ciudadanos que por circunstancias ajenas a su voluntad efectúan un trabajo u otro.
Pues todo trabajador merece ser amparado al realizar su trabajo, más aún si es en la vía pública, en las calles de nuestra ciudad o pistas que a diario se tiñen de sangre, lo dramático, lo más triste y lamentables es que muere el trabajador y el “PATRÓN” que lo mandó a la muerte no se responsabiliza y señala al vecino con el brazo estirado, su boca abierta y no es capaz de reconocer su criminal responsabilidad.
Y así sigue tragando y sigue viviendo el monstruo, señor FEUDAL.
Como cada trocito del país se viene manejando o administrando como un feudo y el señor feudal no sabe comer, los mendrugos que caen de su mesa los da a quien le da la gana y como le da la gana, atropellando la vida y la salud de los ciudadanos que por circunstancias ajenas a su voluntad efectúan un trabajo u otro.
Pues todo trabajador merece ser amparado al realizar su trabajo, más aún si es en la vía pública, en las calles de nuestra ciudad o pistas que a diario se tiñen de sangre, lo dramático, lo más triste y lamentables es que muere el trabajador y el “PATRÓN” que lo mandó a la muerte no se responsabiliza y señala al vecino con el brazo estirado, su boca abierta y no es capaz de reconocer su criminal responsabilidad.
Y así sigue tragando y sigue viviendo el monstruo, señor FEUDAL.
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