CONGO
Por:
Ricardo Pérez Torres Llosa
(Exclusivo para “Alma Porteña”)
Durante los siglos XVII, XVIII, XIX, el tráfico de
negros hacia América del Norte o del Sur fue contante, los traían desde África
bajo la modalidad de esclavos, pues los habían comprado a tribus fomentadoras
de las guerras entre ellas o a través de cacerías, como si fuesen animales.
Se trataba de mortales de Sierra Leona, Madagascar,
Ángela, Congo, expuestos a la maldad de los traficantes, especialmente europeos.
Las subastas públicas no tuvieron nombre, indignan
al hombre bien nacido.
Los negros entonces sufrieron muchos vejámenes
dentro de sociedades discriminatorias como la nuestra, de ahí que los llamados
cimarrones decidieron hacer de las suyas, buscar la libertad, o morir en lugar
de recibir ese trato salvaje.
A lo largo del Periodo del Comercio Ilícito que va
de 1700 a 1761, dentro del cual se constituyó el Virreinato de Nueva Granada,
desapareció Zaña, estalló la rebelión de los “comuneros” en Paraguay, vino la
expedición de los académicos, no faltaron las sublevaciones de cobrizos, etc.,
la presencia de Francisco Congo dio
mucho que hablar, hasta provoco el miedo de muchísimos blancos no solo de Lima.
El virrey del Perú fray Diego León de Guevara, Obispo de Quito (1710….), sucedió a Manuel de
Santa Pau Oms, Marqués de Castell dos Rius, a estos dos los amonestó la corona
de los Borbones, reemplazantes de los Habsburgos, por ser contemplativos con
los rivales de España: Francia, Holanda e Inglaterra, fomentadores del contrabando.
Corre el
siglo XVIII.
El esclavo Congo es de ese tiempo. Allá en Pisa
cumple labores propias del considerado no persona. Al regir el año 1711 decide
ser libre y escapa, Huachipa le servirá de refugio, además aquí consigue el
nexo con otras igual a él, para luchar contra los hacendados españoles en la
forma que lo hizo Espartaco contra la Roma Imperial.
Lucumes,
minas, araras, Congos, terranovas, etnias de África, pelearon hasta las últimas
consecuencias, soportando el hambre, merecedores del respeto, la inclemencia de
la topografía, acechados por el peligro. La Rebelión duro hasta 1713, año en
que los actores de la Guerra de Sucesión Española, tras la batalla de
Villaviciosa, rubricaron el Tratado de Utrecht, quedándose los ingleses con el
Peñón de Gibraltar, mientras Carlos de Austria ya no molestará al Duque de Anjou,
nieto de Luis XIV: Felipe V, el Habsburgo o austriaco sucesor de Carlos II (a)
“El Hechizado”, quien no tuvo prole.
Congo fue
hecho prisionero, debía morir. Aún no existía la Audiencia del Qosqo ni estaba
fundado el Convictorio de San Carlos, todavía los jesuitas reciben las gracias
de la monarquía. Las autoridades realistas decidieron ahorcarlo. Así terminó
sus días de rebelde negro, colgado como el sureño de John Brown, lector de la
biblia.
En honor a
esta luchador por la libertad, por el derecho a que lo consideraran humano, el
30/11/1986 fundase el MNFC, revalorando la etnia e identidad afro en el Perú,
desde el segundo gobierno aprista a nombre del país pidió perdón a los negros
descendientes de tantos explotados contra su voluntad en las haciendas, minas,
de los blancos de horca y cuchillo, esos enemigos del Mandingo, de Matalaché.
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