lunes, 11 de julio de 2011

LOS QUE MURIERON Y VAN A MORIR EN LAS PISTAS RECLAMAN



Son tantos y tantos los muertos que ya no nos llama la atención y, por lo tanto la gran mayoría, ciudadanos comunes y autoridades lo vienen tomando como algo regular en el día a día.

Estamos tratando sobre el transporte terrestre en todas sus modalidades que década a década siguen sus males en aumento.

Podemos decir que la industria motriz ha progresado en el mundo y el Perú no es ajeno a ello, pues tenemos vehículos más veloces y de mayor capacidad.

Lo cruento de esto es que en nuestro país, el Perú, la organización de estos servicios se ha acrecentado en su capacidad y velocidad, han aumentado las vías de comunicación, las ciudades han crecido tanto en su infraestructura como en la cantidad de sus habitantes.

Lamentablemente quienes tienen la responsabilidad de administrar el transporte en medio del crecimiento y desarrollo de nuestras vías y parque automotor, no encuentran las vías técnicas que eviten muertes y derroche económico en vías y calles de nuestra patria.

Las competencias siempre serán buenas en todos los campos, pero cuando estas se vuelvan irracionales, se convierten en un mal que elimina vidas y capitales, esperanzas y sueños, entorpeciendo, obstruyendo el camino a un mejor futuro para todo el país.

La inmensa cantidad de disposiciones y dispositivos que emanan de una y otra autoridad, de mayor y menor rango, solo incrementan la tela de araña que atrapa las iniciativas y los capitales hasta hacerlos desaparecer; las soluciones están en ser precisos en los dispositivos, crear verdaderos entes con futuro y evitar la irracionalidad en los servicios terrestres, tanto en las ciudades, como en el país en general, dentro de un marco legal que respete la vida, la salud y los capitales invertidos.

Si se quiere alcanzar la cúspide de país desarrollado se tiene que fortalecer la base social que es el sostén del asta que sostendrá la bandera de la riqueza y el desarrollo de nuestro país, significa esto que toda la actividad interna cotidiana del día a día debe ser debidamente atendida en su necesidad y oportunidad.

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