La democracia le brinda a los ciudadanos la oportunidad de organizarse y poder participar en toda actividad humana dentro de nuestra sociedad moderna. Tenemos que lamentar que con la nueva corriente del libre mercado y la participación de capitales sin fronteras, nos encuentran bastante inmaduras nuestras sociedades para ejercer las libertades que nos otorga la democracia como eje social. La corrupción, mal endémico universal es como el llamado “sida” que una vez posicionada en una organización es altamente contaminante y no respeta ni posición, conocimientos, ni razas, menos aún ideología alguna, terminan por debilitar las sociedades, llegándose a aceptar cualquier posible cambio pero la corrupción es mutante y se adecúa a todo cambio. En el caso de nuestro país el Perú, es de lamentar que organismos como los organismos sindicales, sociales, educativos y hasta podríamos sugerir el Congreso de la República, cumpliendo con sus funciones, fraccionadamente, dejando la ventana abierta por donde la corrupción realiza su trabajo destructivo y contaminante de provecho mezquino y criminal. Hoy podemos apreciar que todo cuanto se tuvo a responsabilidad del estado, que siendo el estado el pueblo mismo, fue corrompido paulatinamente, justificándose cambios como solución única, sin atacar a la corrupción y más bien pareciera ser usada esta como atajos o razones, para alcanzar los cambios deseados. El futuro como siempre probará a los pueblos que la vileza, la corrupción, la insania social y todas las variantes nominativas que han aquejado a nuestras sociedades en el pasado y en el presente, seguirán contaminando las sociedades. Cobardía o intereses mezquinos aconsejan, no enfrentar la corrupción y sólo usar los nichos que ellos ocuparán y así vivir dándole la espalda a los intereses sociales de justicia, sin enfrentar, la corrupción directamente, Amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario