sábado, 12 de marzo de 2011

LA FELICIDAD PARA LOS PUEBLOS DEL PERÚ Y DEL MUNDO


La vida social en nuestro mundo tiene miles de años, por suerte muchas generaciones nos han legado su historia, hasta nuestros días.

Las distracciones que nos producen la velocidad con que transcurre el tiempo de vida que tenemos, en la actualidad no nos permite tomar el debido conocimiento de las diferentes sociedades que pasaron antes que nosotros.

Lo cierto es que no existe desarrollo alguno, si nuestra sociedad no la disfruta en su totalidad, de acuerdo a los avances en todas las actividades, ciencias, tecnología.

Todos sabemos a raíz de la historia de los pueblos, que existieron como los nuestros propios en América del Norte, Centro y Sur, así como en los demás continentes del mundo, el poder lleva a los mandos sociales dominantes, al sacrificio de sus vidas a los subordinados en construcciones faraónicas y guerras, con exageraciones mil, que siendo cierto que nos impresionan en su estructura, no es así en lo social, puesto que significaron el sacrificio y la muerte para quienes las ejecutaron con sus manos y para los mismos que fueron dominantes, la naturaleza se encargó de demostrar lo pequeña que es la humanidad, frente a ella.

Es por ello que si bien es cierto debemos esforzarnos en desarrollar nuestros pueblos, es fundamental atender sus necesidades que es un factor fundamental para alcanzar la felicidad y la felicidad debe ser declarada: derecho fundamental para todo ser humano que nace en este planeta llamado TIERRA.

Esto implica la igualdad entre todos y cada uno de los seres humanos, en toda la extensión del significado de la palabra felicidad.

Este es el reto de la humanidad actual frente al conocimiento de la historia, de las sociedades que han pasado por este mundo sacrificando a los seres humanos,
sin que alcancen la felicidad.

Hoy con los avances tecnológicos alcanzados en lugar de buscar la felicidad tenemos al frente el monstro de la destrucción total, la explotación del hombre por el hombre y la corrupción sin límites en todas las esferas sociales.

La esperanza es lo último que debemos perder o sólo seremos un mal ejemplo a seguir para las próximas generaciones sin nada bueno que heredar.

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