La inclusión social:
La justicia frente al poder
empresarial, sean estos particulares o el estado mismo, se trastocan frente a
la debilidad de recursos de cada uno de los trabajadores y el poder inmenso de
las empresas de todo género, esto es evidente y real, más aún si la empresa
pertenece al Estado.
Inclusión social:
Desde todo punto de vista no
existe igualdad, todo lo contrario, se fortalece el monstruo de la
discriminación, si el estado no logra igualar, equilibrar las fuerzas frente a
un reclamo laboral, social, dando oportunidades de alcanzar “justicia” en un
medio social, que enarbola las banderas de la democracia y los ejecutivos de
estas casi intencionalmente perjudican a los trabajadores en todos los campos y
el Estado no ha creado vías de compensación y castigo en muchos casos el
trabajador resulta lisiado o muerto.
El tema de la justicia frente a la sociedad:
La “justicia” como podemos
considerarla, imprescindible e infalible, NO podrá darse si no tiene ésta todas
las condiciones necesarias para alcanzar la anhelada “justicia”, sólo seguirá
siendo un anhelo social en espera eterna mientras los que usurpan estas
funciones viven y hacen vivir opíparamente a personas ciegas e indolentes en
ese caso llamado infierno.
El dinero elimina toda diferencia discriminativa:
Pero es el alimento más
pernicioso para que se practique la discriminación en todas sus formas,
restando toda posibilidad de igualdad en todas las actividades humanas, desde
que nace hasta que muere el ser humano, este flagelo persistirá en nuestra
sociedad si no se practica acciones ciertas que den oportunidades iguales a
todos los peruanos, comenzando por la alimentación, educación y salud.